Toyota deberá pagar 60 millones de dólares para zanjar acusaciones de un regulador estadounidense de que la división de préstamos de esta compañía habría engañado a los clientes para que compraran productos adicionales que aumentaban sus pagos y luego les dio largas cuando intentaron cancelarlos.
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Según recogieron los medios, la Oficina de Protección Financiera del Consumidor acusó que Toyota Motor Credit Corp. supuestamente mintió sobre si los extras eran obligatorios o se apresuró en el papeleo para ocultarlos.
Toyota ponía trabas injustificadas a los clientes que intentaban cancelarlo y, si lo conseguían, retenía los reembolsos aplicando la suma al principal del préstamo, según la CFPB. En ocasiones, el prestamista también comunicaba falsamente información sobre los pagos a las agencias de crédito, según la agencia.
Toyota pagará 48 millones a los consumidores y 12 millones a un fondo de ayuda a las victimas
Ahora, la unidad tendrá que pagar 48 millones de dólares a los consumidores y 12 millones a un fondo de ayuda a las víctimas, según reseñó Bloomberg.
“La rama de préstamos de Toyota retuvo ilegalmente los reembolsos, hizo correr a los prestatarios a través de carreras de obstáculos para cancelar servicios no deseados y empañó sus informes de crédito”, dijo el director de la CFPB, Rohit Chopra, en el comunicado. “Dadas las crecientes cargas de los pagos de préstamos de automóviles para los estadounidenses, continuaremos persiguiendo a los grandes prestamistas de automóviles que engañan a sus clientes”.
Por su parte, en un comunicado separado, Toyota Motor Credit dijo que no admitió ningún delito, pero accedió a la orden de consentimiento CFPB “para cumplir con nuestro compromiso de proporcionar continuamente un mejor servicio a nuestros clientes. En la mayoría de los casos, TMCC ya ha abordado las áreas de preocupación citadas por la Oficina”.
La CFPB alegó que el prestamista dirigía a los consumidores que querían cancelar productos adicionales, como el seguro de Protección Garantizada de Activos, a una línea directa “sin salida”. Según la CFPB, los representantes “tenían instrucciones de seguir promocionando los productos hasta que el consumidor hubiera solicitado verbalmente la cancelación tres veces, momento en el que le decían que sólo era posible cancelarlos presentando una solicitud por escrito”.