De todos los aceites conocidos, el aceite de pescado resalta por su alto contenido en ácidos grasos omega 3 que aporta grandes beneficios a la salud. El cuerpo humano no es capaz de desarrollarlo, pero sí puede consumirlo en diferentes alimentos y suplementos dietéticos, vendidos en cápsulas líquidas o pastillas.
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La Clínica Mayo explica que el aceite de pescado contiene dos omega 3 clasificados como ácido docosahexaenoico (DHA) y ácido eicosapentaenoico (EPA), que pueden hallarse en el salmón, la caballa y la trucha, y en algunos mariscos como choros, ostras y cangrejos. También las nueces, otras semillas y aceites vegetales contienen otro omega 3 llamado ácido alfalinolénico (ALA).
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Dichos ácidos aportan propiedades como la reducción del dolor y aliviar la sensibilidad de las articulaciones en pacientes con artritis reumatoide. También el consumo frecuente de aceite de pescado ayuda a prevenir otras enfermedades como:
Enfermedad cardíaca. Varios estudios arrojan que las personas que toman fuentes alimentarias de aceite de pescado al menos dos veces a la semana tienen un menor riesgo de fallecer de una enfermedad cardíaca, tomar suplementos de aceite de pescado parece tener pocos o ningún beneficio para la salud del corazón.
Presión arterial alta. Algunas investigaciones señalan reducciones moderadas en la presión arterial en personas que toman suplementos de aceite de pescado. Hay algunas pruebas de que los efectos beneficiosos del aceite de pescado podrían ser mayores para las personas con presión arterial alta de moderada a grave que para las personas con un aumento leve de la presión.
Triglicéridos y colesterol altos. Hay evidencias claras de que los ácidos grasos omega-3 pueden reducir significativamente los niveles de triglicéridos en sangre. También parece haber una leve mejora en el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL o “bueno”), aunque también se observó un aumento en el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL o “malo”).