El agua termal es de esos productos que no son indispensables en la rutina de skincare, pero una vez que los usas no puedes abandonarlos. La sensación de frescura que le brinda a la piel es insuperable y también la notoria mejoría conforme lo vayas usando.
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Al ser una sustancia que se origina en las capas subterráneas de la tierra es rica en minerales, lo que significa un gran beneficio para la piel. Con tan solo una rociada tu cutis estará fresco, hidratado y sobre todo aliviado.
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Para los cutis apagados, el agua termal es una excelente opción, pues estimula la producción de colágeno, lo oxigena, desintoxica y al mismo evita la pérdida de agua. De todo esto resulta una piel brillante, elástica y sin ningún tipo de irritación por su efecto calmante.
¿Cuándo usar el agua termal?
Al venir en spray es muy fácil aplicarla cuando sea necesario sin la obligatoriedad de que sea parte de tu ritual de cuidado. Hay quienes la usan al final de la rutina de skincare como especie de cereza en el pastel, pero realmente no hay momento justo; cuando sientas la piel tirante, luego de la depilación, rutina de ejercicio, jornada bajo el sol, en medio del día para darle un mimo al rostro o hasta para sellar el maquillaje.
Lo único que debes hacer es cerrar los ojos y rociarla por todo el rostro y cuello a 15 cm para aprovechar el efecto bruma. En cuestion de minutos sentirás la piel hidratada, fresca, suave, desinflamada y sobre todo con la humedad ideal que la hará lucir jovial y radiante. Son muchas las opciones que hay en el mercado, pero entre las más conocidas están las de Avène, La Roche Posay, Vichy y Uriage.