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Pescadores de Nueva Zelanda pescaron un “dinosaurio” pero lo devolvieron ya que no soportaban el olor

Con un largo cuello, cuatro grandes aletas de un intenso color rojo y una cola de aproximadamente dos metros, la criatura medía alrededor de 9 metros.

Brasil en el Cretácico Inferior, hace 115 Ma: el dinosaurio depredador Irritator challengeri se alimenta con las mandíbulas inferiores extendidas en aguas poco profundas para presas pequeñas, incluidos los peces. Foto: Referencial

En abril de 1977, la tripulación de un barco pesquero japonés, el Zuiyo Maru, se encontró con un misterio marino mientras navegaba al este de Christchurch, Nueva Zelanda. El equipo a bordo quedó perplejo cuando, al arrastrar sus redes, emergió el cadáver de una enigmática criatura marina. La magnitud y aspecto del ser dejó a todos sorprendidos.

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Con un largo cuello, cuatro grandes aletas de un intenso color rojo y una cola de aproximadamente dos metros, la criatura medía alrededor de 9 metros y pesaba unos 1.800 kg. La primera impresión llevó a los pescadores a creer que habían descubierto un dinosaurio de la era moderna.

Un misterioso monstruo marino

La curiosidad de la tripulación los llevó a tomar fotografías y muestras del cuerpo en descomposición, y fue entonces cuando se acuñó el apodo de “Nessie” para esta criatura marina. Sin embargo, la fuerte fetidez que emanaba del cadáver pronto se convirtió en un problema insuperable.

A pesar de la potencial importancia biológica y científica del hallazgo, el capitán Akira Tanaka tomó la decisión de devolver el cuerpo al mar para evitar que el desagradable olor arruinara el pescado capturado. La noticia del descubrimiento se extendió como un reguero de pólvora, causando una auténtica conmoción tanto en Japón como en la comunidad científica internacional.

Expertos de las universidades de Yokohama y Tokio se mostraron intrigados por la posibilidad de haber encontrado una especie marina desconocida, tal vez un plesiosaurio prehistórico, una criatura que coexistió con los dinosaurios hace 65 millones de años. La controversia y la especulación rodearon el hallazgo. Mientras algunos científicos abrazaron la idea de un plesiosaurio renacido, otros se mostraron escépticos.

¿Qué es realmente el extraño descubrimiento?

Hans-Christian Bjerring, un paleontólogo sueco, sugirió que las muestras tomadas podrían revelar la verdadera identidad de la criatura, aunque advirtió sobre las afirmaciones infundadas de que el plesiosaurio podría haber sobrevivido a los cambios en el entorno marino y la fauna desde su supuesta extinción.

Finalmente, a pesar de los esfuerzos por identificar con certeza la criatura, la conclusión más plausible fue que se trataba de un tiburón peregrino en descomposición o de una especie estrechamente relacionada. Los tiburones peregrinos en estado de descomposición tienden a perder sus aletas y partes de la cabeza primero, lo que podría haber llevado a la confusión con la apariencia de un plesiosaurio.

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