Estilo de Vida

Azafata reveló las cosas más “raras” que piden los millonarios en los yates

Una trabajadora de un yate de lujo contó las soclitudes más “absurdas” de sus clientes

Azafata cuenta su experiencia con multimillonarios en un yate de lujo
Azafata cuenta su experiencia con multimillonarios en un yate de lujo (Foto: TikTok @giselleazueta)

Giselle Azueta es una azafata que trabaja en un yate de lujo, que tiene como huéspedes a gente multimillonaria. Como trabajadora, se da cuenta de las excentricidades de sus clientes, incluso muchas de sus solicitudes pueden considerarse como “raras” o “absurdas”.

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La mujer cuenta las curiosidades de su trabajo en su cuenta @giselleazueta de TikTok, donde tiene poco más de 328 mil seguidores y publicaciones que son virales.

En una de sus publicaciones cuenta “las cosas más raras y absurdas que nos han pedido los clientes millonarios”. Destacó que “no entiendo a esta gente verdaderamente, pero al cliente lo que pida”.

Sin decir los nombres de su clientela, la chica detalló los casos más curiosos y reiteró que deben saber todas las situaciones sin decir no a las peticiones de los multimillonarios, a menos que el pedido que les hagan sea sexual o que atente en contra de su salud.

Indicó que los mejores clientes son los “gringos” porque son muy amables, para todo lo que piden usan “por favor” y “gracias”, con mucho decoro y buen trato. A juicio de Giselle, los peores son los rusos, y también los mexicanos, a pesar de que ella también es mexicana.

Peticiones “absurdas”

La tiktoker contó que entre las varias las solicitudes más “absurdas” que le hicieron fue la de un cliente que les preguntó si le podían decir cuántas estrellas. La chica contó que tanto ella, como sus compañeros, quedaron muy extrañados, preguntándose si era una broma, “pero era broma, le inventamos un poco de números y él se fue feliz”.

Otra petición rara fue la de otra persona que le preguntó si los delfines podían saltar al lado del yate. Otra más, la de un hombre que les pidió que lo miraran en silencio, mientras él se comía toda la cena.

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En otra ocasión, alguien les dijo que si podían detener el viento porque estaba estropeando sus vacaciones. La más rara fue la de un hombre que pidió que defecaran sobre una mesa de vidrio, mientras él miraba desde abajo, por supuesta esta no se la concedieron.

Incluso, hay quejas raras, Giselle contó que una vez un cliente que llegó de la playa se quejó porque la playa estaba “muy arenosa”.

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