En toda relación saludable hay respeto. Este debe existir desde el principio y alimentarlo de gestos que consoliden la unión en lugar de debilitarla. La responsabilidad, la comunicación y la tolerancia a los cambios forman parte de esa “receta básica” para evitar que la pareja pueda caer en una relación tóxica.
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Desde la psicología se afirma que la asertividad (la capacidad de expresar de manera firme las emociones) es la base de cualquier relación saludabe. Cuando somos asertivos no queremos herir, controlar ni chantajear al otro; lo respetamos y aceptamos las diferencias de criterio, apunta Tratamientos Psicológicos.es.
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Por eso sabemos que la relación de pareja marcha mal cuando estos principios están ausentes o se pasan por alto con frecuencia. Para evitar que esto ocurra, compartimos cuatro consejos que te ayudarán:
1. Autocrítica. La primera persona que debe someterse al escrutinio y el análisis eres tú mismo. ¿Cómo está la autoestima? ¿Te respetas a ti mismo? ¿Valoras tu potencial? ¿Reconoces tus limitaciones? ¿Te sientes estable emocionalmente? Evalúa la relación desde lo que tú aportas en la pareja: respeto, asertividad, comunicación, responsabilidad.
2. Escuchar. La asertividad pasa por comunicar con claridad lo que se siente, pero también implica la capacidad de estar dispuesto a escuchar al otro, lo que piensa o tiene que decir sobre la relación. Comunicarse adecuadamente es clave para establecer cualquier tipo de relación.
3. No idealizar. Uno de los mayores errores de las parejas es que al principio de la relación, cuando aún transitan por el enamoramiento, tienden a idealizar, aceptar y tolerar todo. Con el tiempo, esto se convierte en una “olla de presión” que puede explotar la convivencia.
4. Confiar. Si atendemos a los tres consejos anteriores, la confianza debe ser el elemento con selle la relación saludable. No hay por qué tratar de ejercer control ni dominar a la pareja ni se puede permitir ser víctima de esos dos mecanismos propios de la inseguridad y la inestabilidad emocional.