La sansevieria o lengua de suegra es una planta de interior, cuya finalidad simplemente era para fines decorativos, pero no hace mucho se revelaron los grandes beneficios que ofrece.
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Su particular nombre se origina por la forma de sus hojas, que son largas y aplanadas, por lo que, a modo de burla, se dice que son parecidas a las lenguas de las suegras “chismosas”, que se la pasaban hablando mal de sus yernos.
No obstante, a pesar de las connotaciones negativas que pueda tener su nombre, la lengua de suegra es una de las mejores plantas que puedes tener en cualquier habitación de tu hogar, en especial, en tu dormitorio.
Purifica el aire de tu habitación
La NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos) afirmó que lengua de suegra ayuda a limpiar el aire del ambiente, haciendo que se mantenga siempre un aroma agradable en la habitación donde se encuentre y produciendo oxígeno de buena calidad.
Por lo que no es necesario que gastes una gran cantidad de dinero en un purificador de aire, para mantener fresco tu dormitorio.
De hecho, también se comprobó que la lengua de suegra crea un ambiente propicio para llegar a relajarse mucho más rápido y, de esa manera, si pones una en tu dormitorio, podrás tener mejores noches de sueño.
Elimina toxinas y bacterias en el ambiente
La lengua de suegra es capaz de eliminar las toxinas y bacterias que se encuentran en el aire, como el tolueno, el benceno, el tricloroetileno, el xileno y el formaldehído.
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De modo que impide que algunos agentes dañinos se filtren en tus vías respiratorias y lleguen a tus pulmones, convirtiéndola en una excelente opción para personas que sufran enfermedades como el asma.
No precisa de muchos cuidados
Por último y uno de los puntos cruciales para tener la sansevieria o lengua de suegra en tu habitación, es que no requiere de muchos cuidados. Solo necesita poca luz solar, por lo que puedes dejarla cerca de tu ventana o sacarla al sol por las mañanas.
Con respecto al riego, bastará con echarle agua una vez a la semana o cada quince días, por lo que no correrá el riesgo de secarse tan fácilmente. Sus grandes hojas puedes limpiarlas una vez al mes con un poco de agua o aceite de oliva.