Son conocidas como ratas topo desnudas pero lo que más destaca es su desagradable apariencia, pues son unos roedores arrugados, casi lampiños y con prominentes dientes que le salen de la boca. Sin embargo, estos mamíferos son toda una maravilla para zoólogos e investigadores médicos de todo el mundo.
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A pesar de su pequeño tamaño -miden entre 7,6 y 33 cm-, las ratas topo desnudas viven un promedio de 30 años, son resistentes a enfermedades crónicas, incluida la diabetes, y tienen un sistema reproductivo intrigante.
Los animales también brindan beneficios ambientales al actuar como «ingenieros de ecosistemas» y mejoran la biodiversidad en la tierra cuando cavan madrigueras para hacer nidos. Por esta y tantas otras razones ha intrigado a la comunidad científica y, una investigación revela que pueden ser la clave para comprender una variedad de trastornos humanos, como el cáncer y el envejecimiento.
Existen varias teorías de porqué evaden el cáncer
Aunque la razón por la que las ratas topo desnudas evaden el cáncer sigue siendo un misterio, existen varias teorías que manejan los expertos. Una alega que las ratas topo desnudas tienen una forma particularmente eficaz de un mecanismo anticancerígeno llamado senescencia celular, una adaptación evolutiva que evita que las células dañadas se dividan de manera descontrolada y se conviertan en cáncer.
Otra teoría sugiere que las ratas topo desnudas secretan un “súper azúcar” complejo que evita que las células se agrupen y formen tumores.
La investigación más reciente se centra en las condiciones únicas de sus cuerpos que impiden que las células cancerosas se multipliquen.
La peculiaridad más extraña de la rata topo desnuda posiblemente sea que es que es insensible al dolor. “Esto es probablemente el resultado de la adaptación evolutiva a [su] entorno con alto contenido de dióxido de carbono”, explicó Ewan St John Smith, un investigador que estudia el sistema nervioso sensorial en la Universidad de Cambridge en Reino Unido.