No quiere estar contigo, pero tampoco sin ti. Esta historia seguro se le hace familiar a muchas mujeres, pues al menos una vez en la vida nos hemos topado con ese tipo de pareja tóxica que no nos permite pasar la página aunque haya muerto el amor.
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O quizás, no murió, pero no funcionan bien juntos, así que lo más sano es caminar por separado. Sin embargo, Hollywood, Netflix, la ficción en general, la poesía, la música o quienes sean, nos han vendido que esto es un acto romántico.
Que cuando nos ven felices y regresan, es un gran gesto de amor, o que cuando sabemos que lo mejor es separarse y permanecen ahí, es interés.
Pues, lamentablemente, en la mayoría de los casos esto es falso. En realidad, es más un comportamiento egoísta de una persona que sufre de apego emocional, narcicismo, miedo a la soledad, nostalgia, inmadurez... O un cóctel de todas juntas.
Él puede sentir que te necesita, pero detrás de eso, no se esconde el amor hacia la pareja sino el temor a la incertidumbre de perderte y tener que comenzar de cero, por eso no te deja ir.
El problema es que esta clase de actitudes son confusas y no permiten que el ciclo se rompa, por lo que volveremos a ceder, tendremos los mismos problemas en la relación, sufriremos, nos separaremos ¡y todo vuelve a comenzar si caemos nuevamente!
Este tira y afloja es dañino, capaz de destruir nuestra autoestima y privándonos en serio de darle oportunidades a quien realmente se lo merezca. Porque sí, merecemos mucho más que un amor intermitente, fugaz o que solo aparezca cuando están por perdernos.
No te aman cuando es más el dolor que la felicidad. No es amor cuando perdiste tu paz mental. Mucho menos cuando cuando no te prestan suficiente atención o pasan por alto tus necesidades.
