Criar a un niño es todo un reto diario que requiere amor, paciencia y disciplina. Pero, con frecuencia, los padres perdemos el segundo elemento mencionado y caemos en la agresividad y hasta en el maltrato para que, luego que el mal está hecho, venga el profundo remordimiento.
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La cuenta de Instagram Dra. Orientación, guiada por la Licenciada Ari Antúnez, especialista en crianza, nos ofrece muy acertadamente los casos en los que, en vez de disciplinar, perdemos la autoridad ante nuestros hijos:
Pierdes autoridad si:
Dices mucho “NO”
Ahorrándote los “No”, esos que los niños reciben especialmente mal, tendrás mayor influencia en tus hijos.
Evitar los “No” no significa que vayas a complacer. Solo que los usarás para lo más importante.
Gritas y amenazas
Mantén el autocontrol. Evita gritarles a tus hijos. Mejor dirígete hasta donde está el niño para dar la instrucción mirándole a los ojos.
Cuando te alteras vienen amenazas innecesarias que te dejarán mal con el niño y contigo mismo (ya sea porque no la vas a cumplir, perdiendo su confianza, o, porque, por la misma ira, estás maltratando al niño).
Te pones a luchar a ver quién gana
Imponerte a la fuerza solo crea malestar en el niño y en ti. Te deja a su nivel.
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Si el niño te dice que no quiere, hablen de cómo manejar la molestia, ya tu maduraste, no le respondas que tú tampoco lo quieres.
Lo disciplinas de acuerdo a cómo te sientes
La disciplina no debe responder a tu estado de ánimo, de cansancio o dependiendo de quién te acompañe.
Evita la lucha de poder innecesaria, no demuestras nada haciendo de tirano.
Permites que otros te desautoricen
Cuando dejas que tu pareja, los abuelos, tíos, etc. Intervengan arbitrariamente y te desautoricen frente al niño, este se confunde.
Tu hijo es tuyo. Retoma la batuta. Quien quiera ofrecer sugerencias solo serán aceptadas en privado (con tu pareja es necesario un acuerdo. Así estén separados son un equipo).
Por otro lado, la autoridad la ejerces al:
- Creerte un ejemplo digno y suficiente para tu hijo.
- Darles credibilidad a tus palabras.
- Hacer aquello que dijiste qué harías.
- Saber que tienes lo necesario para ser un buen padre.
- Controlarte para no gritar o golpear.
- Saber hablar comprendiendo qué puede y qué no puede hacer quien te escucha.
