La crianza implica llenarse de paciencia y comprender que los niños están llenos de emociones que, en muchas ocasiones, no pueden controlar.
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A veces estos sentimientos surgen de forma intensa, con mucha ira y se convierten en las famosas “rabietas”. Por supuesto, ningún padre quiere que éstas aparezcan y cuando lo hacen no saben de qué forma manejarlas.
Por ello, a continuación, presentamos unos pasos que sugiere la cuenta especializada en familia @psico.play:
Escucha y valida
Haz contacto visual, no lo interrumpas, evita juzgarlo. Utiliza la frase “Entiendo y… “. Por ejemplo: entiendo que no es lo que quieres y no tenemos control con el clima.
Dale opciones
Cuando tu hijo comience a quejarse y hacer rabietas, busca entender qué es lo que espera que suceda como resultado, ejemplo: suena a que te sientes frustrado en estos momentos, ¿necesitas desahogarte o que busquemos juntos una solución?
Reformula y replantea
Reformula sus quejas para poder comprender mejor sus necesidades usando “quiero” o “deseo”. Si te dice que odia su juguete, dile ¿Quieres otro juguete o deseas jugar con algo más?
Establece límites
Dales un límite de tiempo para quejarse o drenar sus disgustos. El establecer límites de tiempo les sirve para comprender que todo tiene su tiempo y lugar.
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Definir emociones
Ayudemos a que comprendan por qué sienten lo que sienten y dónde lo sienten, dándole nombre, colores, y reconociendo en qué parte del cuerpo lo ubicamos. Ejemplo: estoy sintiendo frustración, es de color verde y la siento en los puños y en la cabeza.
Aprendamos juntos
Empaticemos con ellos y busquemos el aprendizaje positivo que nos queda con estas preguntas:
- ¿Qué aprendimos de esto?
- ¿Cómo te gustaría que funcionara esto?
- ¿Qué podemos hacer para que no suceda de nuevo?