Médicos, psicólogos y psiquiatras afirman que es muy importante para el desarrollo emocional de los seres humanos tres elementos básicos: abrazarse, tomarse de la mano y acariciar.
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Resulta que investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, descubrieron un circuito neuronal que transmite la sensación conocida como “toque agradable” desde la piel hasta el cerebro.
El estudio lo hicieron con ratones con el objetivo de comprender y tratar mejor los trastornos caracterizados por la evitación del contacto y el deterioro del desarrollo social en humanos, incluido el trastorno del espectro autista.
El estudio publicado en la revista Science, estuvo a cargo del director del Centro para el Estudio de los Trastornos Sensoriales de la Universidad de Washington, Zhou-Feng Chen.
El doctor descubrió que “la sensación agradable al tacto es muy importante en todos los mamíferos”.
Destaca que “una forma importante de nutrir a los bebés es a través del tacto. Sostener la mano de una persona moribunda es una fuerza reconfortante muy poderosa”.
“Los animales se acicalan unos a otros. La gente se abraza y se da la mano. La terapia de masaje reduce el dolor y el estrés y puede brindar beneficios a los pacientes con trastornos psiquiátricos”, añadió.
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No sólo es el circuito neuronal
Además del circuito neuronal, los investigadores descubrieron un neuropéptido, un mensajero químico que transporta señales entre las células nerviosas, que transmite la sensación de “tacto agradable”. "
“En estos experimentos con ratones, identificamos un neuropéptido clave y una vía neuronal cableada dedicada a esta sensación”, subrayó Chen, reseñó Infobae.
Explican los expertos que cuando criaban ratones sin este neuropéptido, llamado “prokinecticina 2 (PROK2)”, no podían sentir señales táctiles agradables, pero seguían reaccionando normalmente a la picazón y otros estímulos.
“Ahora que sabemos qué neuropéptido y receptor transmiten solo sensaciones táctiles agradables, es posible mejorar las señales táctiles agradables sin interferir con otros circuitos. Esto es crucial porque el tacto placentero estimula varias hormonas en el cerebro que son esenciales para las interacciones sociales y la salud mental”, explicó.
Los expertos también encontraron que los animales que carecían de una sensación táctil placentera desde el nacimiento, tenían respuestas de estrés más severas y exhibieron un mayor comportamiento de evitación social que los ratones cuya respuesta táctil placentera se bloqueó en la edad adulta.
“A las madres les gusta lamer a sus cachorros, y los ratones adultos también se acicalan entre sí con frecuencia, por buenas razones, como ayudar a la vinculación emocional, el sueño y el alivio del estrés. Pero estos ratones (los que carecen de PROK2) lo evitan. Incluso cuando sus compañeros de jaula intentan acicalarlos, se alejan. Tampoco acicalan a otros ratones. Están retraídos y aislados”.
El desafío del estudio
Chen separó a los ratones para identificar los neuropétidos que se activaban con lo que llamó “cepillado placentero”.
“Si un animal no te conoce, por lo general se aleja de cualquier tipo de contacto porque puede verlo como una amenaza. Nuestra difícil tarea fue diseñar experimentos que ayudaron a superar la evitación instintiva del tacto de los animales”, aseguró el experto.
Para lograrlo, separaron a los ratones de los compañeros y los acicalaban con un cepillo suave.
Después de varios días, los ratones se colocaron en un ambiente con dos cámaras. En una cámara se cepillaron los animales. En la otra cámara, no hubo estímulo de ningún tipo. Cuando se les dio a elegir, los ratones fueron a la cámara donde serían cepillados.
Allí fue que el equipo de Chen descubrió que “PROK2 en las neuronas sensoriales y el circuito neural de la médula espinal que expresa su receptor (PROKR2) transmitían señales táctiles agradables al cerebro”.
“Así como tenemos células y péptidos específicos para la picazón, ahora identificamos neuronas específicas para el tacto placentero y un péptido para transmitir esas señales”, destacó.