A veces es cierto ese dicho popular que dice “los humanos son los seres más inconformes del planeta”, porque normalmente cuando se tiene algo, siempre se quiere más. Estas actitudes son conocidas como inconformidad, insatisfacción o simplemente como una frustración personal.
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Cuando hablamos de frustración, se refiere al sentimiento de insatisfacción o de fracaso que suele acontecer cuando, tras perseguir o anhelar la concreción de algún deseo personal, las personas se tienen que resignarnar a que aquello deseado no va a ser concedido.
Distintos pueden ser los ejemplos para sentir episodios de frustraciones: malos resultados en los estudios, problemas en relaciones sentimentales, condiciones laborales, posición económica e incluso hasta un simple score final deportivo.
Ante todo, es importante entender que la frustración en un sentimiento humano común y corriente y no trata de un problema psicológico y psiquiátrico (muchas veces se asocia a esto). Lo patológico respecto de la frustración va a depender, pura y exclusivamente, de que tan alto o bajo sea el nivel de tolerancia.
Tolerancia y aceptación
Datos aportados en el medio TN por Daniel Alejandro Fernández, licenciado argentino en Psicología con orientación psicoanalítica, se mantiene la hipótesis principal que el nivel de tolerancia y aceptación de los problemas es indispensable para combatir los sentimientos de frustraciones.
El nivel de tolerancia a la frustración está vinculado a las capacidades de procesar un duelo determinado y los niveles de narcisismo personal. Si bien un nivel adecuado de narcisismo es necesario para tener buena autoestima, en los casos en los que este es excesivo se ve perturbada la tolerancia a la frustración y podría ser peligroso, por eso hay que saber medir los niveles.
Tiempos
La sociedad impulsa al ser humano a ganar en todo lo que se disponga a combatir en el mundo. Es la característica principal del día a día, pero es importante entender que las exigencias de superación se tienen que desarrollar en tiempos establecidos y determinados.
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Por eso, Daniel Fernández afirma que es importante trazar una meta sin apresuras los tiempos y saltar etapas para lograrlo, ya que comúnmente, estos atajos no logran cumplir un ciclo y cuando esto sucede, el sentimiento de frustración aborda y castiga a la mente.
Pies sobre la tierra
Cuando se traza una meta determinada, también hay que tener claro las posibilidades y alcance de hasta donde se puede llegar. Por ejemplo, cuando un adolescente intenta ser un jugador deportivo profesional, muchas veces se compara con la calidad física y estilo de vida de grandes estrellas establecidas.
El especialista argentino cita que “no es lo mismo intentar ser profesional a creer que llegaremos al mismo nivel que Lionel Messi o Michael Jordan”. Por eso, antes de trazarnos una meta y no llegar rápidamente a sentimientos de frustraciones, es importante tener en claro las posibilidades matemáticas que nos hagan tener los pies sobre la tierra.