Quentin Tarantino afloró su lado más sanguinario en Kill Bill, una película con dos entregas bien pensadas y actores muy acertados que dieron vida a una historia de venganza con toque japonés y muchos litros de sangre. La primera saga se estrenó hace 20 años y aún sus protagonistas continúan en el recuerdo de los cinéfilos amantes de la violencia.
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El director de la cinta eligió a Uma Thurman para protagonizar a una peligrosa asesina embarazada, quien es atacada a tiros durante su matrimonio. Pero para desgracia de sus verdugos, la novia sobrevive y despierta de un coma cuatro años después. Al notar que le arrebataron al bebé de su vientre, decide matar a quienes eran sus compañeros en la organización criminal de Bill.
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El relato era demasiado largo, por lo que su creador decidió dividirla en dos partes, que terminaron perfectamente hilvanadas, siendo un rotundo éxito y logrando recaudar más de 180 millones de dólares.
Con astucia, la sicaria venció todos los obstáculos inimaginables hasta dar con el paradero de sus agresores y acabar con sus vidas. Solo una de ellas, Elle Driver, encarnada por la actriz Daryl Hannah se salvó de morir en la trama, pero tuvo un desagradable final.
Una de las peleas más memorables fue con la poderosa O-Ren Ishii, de la mafia yakuza del Japón, interpretada por Lucy Liu. La vengadora se armó con una katana, fabricada por Hatori Hanso, para deshacerse primero de los 88 locos que la protegían y así luego enfrentarse con ella.
No habrá Vol. 3
Recientemente, el famoso director de otros filmes como Pulp Fictiony Reservoir Dogs, sepultó por completo cualquier probabilidad de que la película tuviera una tercera parte.
“No veo que eso pueda suceder. Mi última película trata sobre un crítico de cine, un crítico masculino. Y estará ambientada en los años 70″, declaró Tarantino, generando tristeza entre quienes esperaban la continuación de los sangrientos enfrentamientos como sólo él sabe plasmar en la pantalla.
