Entre lágrimas y una voz entrecortada, la actriz británica Maisie Williams, conocida mundialmente por el papel de Arya Stark en la serie Juego de Tronos, se abrió sobre uno de los temas más sensibles en su vida. La relación en la familia y la dura infancia que tuvo debido al ambiente tóxico en su hogar y la fractura de su familia.
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Según relató la famosa en el podcast Diary of a CEO con Steven Bartlett., apenas era una niña de cuatro meses de edad cuando lidió con el abandono de su madre. Aunado a ello lidió con el adoctrinamiento de su padre en contra de su progenitora ausente, en lo que ella llamó “un culto para niños”.
“Por muchos años he tenido problemas para dormir. No me daba cuenta que muchas de las cosas traumáticas que estaban sucediendo estaban mal, hasta que hablé con mi maestra y fue ahí que me di cuenta que ninguno de mis compañeros sentía el mismo dolor, pavor y miedo que yo”, citó también la revista Elle.
Maisie Williams evadió detalles de esta situación traumática por respeto a su familia y sus hermanos, según dijo. Admitió además su lucha durante varios años contra la ansiedad y los trastornos de salud mental con los que finalmente pudo hacer una tregua.
La actriz británica de 25 años se catapultó a la fama con el personaje de Arya en la popular serie de HBO, Juego de Tronos. Ella, incluso desde niña, se revelaba en contra de los estereotipos femeninos de la época mostrándose independiente y aficionada a otras actividades más masculinas como pelear con espadas. Por eso su posesión más valiosa sería la espada Aguja, un regalo de Jon, el hijo bastardo de Eddard Stark, Señor de Invernalia.
Después de interpretar a este personaje, Maisie habló del impacto que tuvo en su vida personal y la percepción de su mismo cuerpo. Según contó a la prensa loca, su físico comenzó a experimentar cambios y convertirse en una mujer mientras que “Arya se parecía mucho más a un niño, tenía el pelo corto, me parecía más varonil”, agregó la famosa.