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Por Mauricio Chereque
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El 2018 fue un año gris para la literatura peruana que perdió a destacados escritores que dejan, cada uno a su manera, una importante obra escrita que abrió las puertas de muchos narradores, poetas y ensayistas en el S.XX e inicios del S.XXI.
1)Marco Aurelio Denegri
Un polígrafo dotado, agudo crítico de la sociedad actual y, quizás, el más importante difusor cultural del S. XXI, Marco Aurelio Denegri falleció el 27 de julo de este año, dejando vacante su tribuna en “La función de la palabra” que durante más de 17 años se transmitió semanalmente a través de TV Perú y se convirtió en el principal programa televisivo —y en ocasiones sin nada que se le parezca— para difundir literatura, crítica y generar una discusión académica en torno a los temas que más le apasionaban y en los que, también, se enmarcó su producción bibliográfica.
Sexología, Gallística, Cajonística, Literatura, Lingüística y Gramática fueron algunos de los temas a los que Denegri dedicó su investigación en el trabajo de una vida que será recordado por su inagotable labor a favor de la lectura desde un perfil único convirtiéndose en un personaje de la televisión peruana en un nicho que pese a la escasa sintonía se situaba sin tapujos en combate directo con la ignorancia.
2)Enrique Verástegui
Fundador del movimiento poético “Hora Zero”, de trascendental influencia en la poesía latinoamericana de la segunda mitad del S.XX, Verástegui elaboró una obra que abarcó todos los géneros literarios destacando en su fructífera producción el poemario “En los extramuros del mundo” en el cual lució una voz poética única y original, sin miedo a abordar cualquier tema y a experimentar en las formas del lenguaje.
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Verástegui también fue amigo personal del reconocido escritor chileno Roberto Bolaño quien lo retrata con dureza en su laureada novela “Los detectives salvajes” como una promesa de las letras peruanas que “de vez en cuando, escribía poemas muy hermosos”.
3)Edgardo Rivera Martínez
El autor de “País de Jauja”, quizás la novela más feliz publicada en la década de 1990, falleció a los 85 años dejando una obra que logró con éxito el diálogo entre la cultura andina, el urbanismo limeño y la cultura clásica occidental. Con formación musical, no existe relato o novela de Edgardo Rivera Martínez que carezca de un eco musical único y sensible con reminiscencias de las tragedias griegas y del urbanismo de la Generación 50.
Si bien inició tarde su trayectoria literaria — su primera publicación data de 1974 cuando tenía 41 años —, el escritor jaujino logró inscribirse entre los grandes de la narrativa nacional, con una producción cuentística y novelística que se atrevió sin miedo a transmitir una visión única de la sierra del Perú en el momento más crítico de la violencia terrorista y unir los vasos comunicantes que identifican a nuestro país.
4)Luis Loayza
Apodado el borgiano de Petit Thouars por Mario Vargas Llosa, quien le dedica “Conversación en la Catedral”, Loayza elaboró desde un voluntario alejamiento una obra única centrada en la narrativa breve, soberbios ensayos y traducciones.
Desde la aparición de “El avaro” en 1955 —a la corta edad de 22 años— hasta su libro de ensayos “Libros extraños”, construyó una obra difícil de comparar en el ámbito nacional, pues escribió relatos fantásticos, realistas, con personajes femeninos que empezaban a salirse del molde establecido por los parámetros sociales, una novela en el contexto de la dictadura de Manuel A. Odría y ensayos que fueron desde el Inca Garcilaso de la Vega y El lunarejo; hasta James Joyce, y Thomas de Quincey.
Loayza, lejos de las luces y con una producción escasa, en comparación con sus contemporáneos, se inscribió en literatura peruana con una mirada única de Lima desde el extranjero.
5)José Ruiz Rosas
Integrante de la Generación del 50, Ruiz Rosas fue un poeta que además de elaborar una importante obra tuvo un importante papel en la difusión cultural y literaria en Arequipa, ya que, si bien nació en Lima, el asma que padecía lo llevó a vivir la mayor parte de su vida en la ciudad blanco, donde se casó tuvo hijos y estuvo a cargo de la librería que se convirtió en un referente de la dinámica cultural en Arequipa de los años 50 y 60.
De carácter humilde, Ruiz Rosas declaró en alguna oportunidad que su expectativa en la vida “era ser un buen poeta” y vaya que lo consiguió con títulos importantes como “Esa noche vacía”, “Urbe” y “Elogio de la danza”.
6)Abelardo Oquendo
Oquendo fue un notable promotor cultural y crítico literario. Cofundador junto a Mirko Lauer de la revista de literatura Hueso Húmero, dedicó su vida a la docencia y difusión de nuevos valores en la narrativa y en la poesía peruana desde esa publicación.
Amigo de Loayza y de Vargas Llosa —para él también va dedicada “Conversación en la Catedral”—, “el Delfín” como le decían ambos, no tuvo miedo nunca de opinar sobre la producción literaria local, pese a los costos que esto acarreaba, y hasta sus años mantuvo una columna semanal en la cual discutía de poesía y narrativa.
7)Aníbal Quijano
Quijano fue un reconocido sociólogo cuya obra según Gonzalo Portocarrero “representa un nuevo y fecundo punto de partida para comprender la sociedad peruana y, más en general, el llamado Tercer Mundo”.
En su vasta obra, el ensayista abordó la teoría de dependencia, enfocándose en el concepto de la heterogeneidad estructural y en pensamiento propiamente latinoamericano. Posteriormente, se centró en la modernidad, la identidad, la democracia y el Estado.
Quijano también ejerció la docencia en la Universidad Nacional de San Marcos; así como en diversas universidades internacionales como la Universidad de Binghamton.
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