A veces pienso que las series se han vuelto una parte esencial en las relaciones de pareja. Así como el debate sobre quién paga la cuenta del restaurante y cuáles son los planes para el fin de semana, la visualización de series como ‘Orange is the new black’, ‘House of cards’ y ‘Stranger Things’ requiere de cierta dedicación para pasar la noche del sábado frente a la pantalla, sacando el máximo provecho a lo disponible en Netflix.
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El hecho de tenderse por horas frente a la pantalla es una oda al ostracismo en pareja, a la desaparición forzada de las responsabilidades cotidianas para refrescar un poco el cerebro con la mejor ficción durante largas sesiones divididas en capítulos, temporadas y visitas periódicas al baño.
Aunque sintamos que este sano entretenimiento es el descanso que merecemos tras la semana laboral, ¿qué efectos tiene en el cerebro cuando nos dedicamos a hacer una maratón de series?
Inyecciones de dopamina
Según estadísticas de Netflix sobre el consumo de sus usuarios, el 73% asegura sentir sentimientos positivos al ver un maratón de una serie, pero en segundo plano estamos sumergidos en una trama que puede afectar nuestras emociones e incluso entristecernos si lo que estamos viendo es deprimente.
Para explicar la sensación de ‘sentimientos positivos’ dentro de un estado de sensibilidad emocional, el psicólogo clínico Renee Carr explica que el responsable de esta situación es la dopamina, un químico ‘que le da al cuerpo una recompensa natural e interna de placer que refuerza el involucramiento continuado en esa actividad’.
Carr sostiene, por lo tanto, que el placer de ver una maratón de series produce el mismo efecto químico en nuestro cerebro que cualquier otra adicción a una droga. ‘[Uno] puede volverse adicto a cualquier actividad o sustancia que le produzca dopamina constantemente’, señala.
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La catarsis de TV
Toda ficción tiene el poder de crear relaciones parasociales; es decir, la sensación de que desarrollamos lazos afectivos reales con personajes que solo existen en la ficción. Esto hace que la trama nos afecte directamente como si fuese real.
‘Al ver un programa de televisión, las áreas del cerebro que se activan son las mismas que cuando experimentamos un evento real. Nos atrapa la trama, nos apegamos a ciertos personajes y nos preocupamos realmente por el resultado de los conflictos’, asegura el psiquiatra Gayani De Silva.
Esta especie de afán por saber cómo se desenvuelve la trama hace que el espectador se aisle socialmente, entrando incluso a un estado de ansiedad.
¿Realmente es sano las maratones? Como todo en la vida, la moderación es la clave. Las series no son el problema en sí, porque en todo momento tienes el control a la mano.
El problema es la tentación de seguir visualizando más capítulos cuando sabemos que toda la temporada ya está disponible en Netflix, esperándonos para seguir con la trama de ‘Fulano de tal’. Pero debemos ser fuertes, porque a veces la espera para evaluar los elementos que hemos visto en escena hace que las series sean más mágicas.
Por André Suárez del blog No hablemos de cosas tristes
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