En alguna oportunidad, este espacio alabó el avance técnico y hasta defendió el derecho de los organizadores a armar el cartel como les venga en gana Vivo x el Rock: ¿es realmente una estafa?. Sin embargo, lo que se perpetró el último sábado en la Av. de la Peruanidad es aberrante.
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Aquí ya no importa si el Vivo x el Rock ofreció o no buenos artistas. Tras diez ediciones, la organización dejó de lado lo que sí se debe exigir en todo evento, sea público o privado: garantizar la integridad de los asistentes.
Estaba cantado que el espacio no era el ideal para llevar a cabo un evento de tal magnitud. Desde el saque, la única entrada para ingresar a la Av. de la Peruanidad era por una sola puerta en el Campo de Marte, ubicada en la Av. Salverry. Sí, una sola entrada, tal como se muestra en el mapa colgado en el fanpage del evento.
Una vez dentro del Campo de Marte, el público tenía dos puertas para acceder a una avenida con un escenario a cada extremo, y un tercero en la concha acústica. Sin saberlo, el público ingresaba a una bomba de tiempo. Como se esperaba, la asistencia fue masiva, tal muestra la propia organización:
Sin embargo, como vemos en ella misma, la distribución del espacio es un atentado contra la seguridad del público: un solo ingreso y salida para acceder a la concha acústica, solo dos salidas generales, las mismas que servían para ingresar a la Av. de la Peruanidad.
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Esto generó que miles de asistentes reventaran las redes sociales manifestando su malestar. Las denuncias iban desde la imposibilidad de movilizarse dentro del espacio, robos, y hasta las salidas improvisadas a las que la gente tenía que recurrir – atentando contra la propiedad pública- ante el cierre de las dos puertas principales.
Pasando a cuestiones menos importantes que la garantizar la seguridad de los asistenes, el Vivo x el Rock retrocedió de manera grosera en aspectos técnicos. Las mentadas pantallas gigantes, a todas luces mal ubicadas, hicieron que muchos asistentes vieran un gran bloque negro durante gran parte del evento. Obviamente no podían evitarlo porque movilizarse dentro del estrecho espacio era imposible.
(Foto: Facebook de Illari Arbe).
Y ni qué decir del sonido. Estar en la zona media de la Av. de la Peruanidad era escuchar el susurro de un concierto. Lo que se emitía desde el escenario era más débil que la voz de los entusiastas que coreaban sus temas favoritos tomándole fotos a una pantalla.
RESPUESTA INSUFICIENTE
********************* Tantas fueron las quejas contra la organización del Vivo x el Rock que se vieron obligados a dar una explicación, que no es más que otra afrenta a la inteligencia de los asistentes. El comunicado inicia con la siguiente frase:
Les prometimos que íbamos a hacer un festival para todos ustedes, que nos han acompañado durante todas nuestras ediciones, y lo hicimos.
A menos que les hayan prometido a los asistentes inseguridad y poca comodidad para vivir un festival, el Vivo x el Rock no es un festival “para todos”.
Se ufanan de su cartel musical, deslizando que están a la altura de muchos otros en el mundo. Pues, señores, no lo están. Si tomamos como referencia esta edición, solo esta edición…, mejor no hagamos comparaciones.
Pero lo más grave viene en su tibio “mea culpa”.
Retrocederemos el escenario estelar cercano a la Concha Acústica del Campo de Marte para crecer mas de 3 mil metros cuadrados y así poder tener más espacio para el desplazamiento del público. Lamentablemente esto no se pudo hacer el sábado 19, ya que las autoridades lo impidieron. Sin embargo, ayer comprobaron in situ que es necesario ampliar la extensión del terreno para el bienestar del público y podremos hacerlo para la fecha del sábado 26.
Lavándose las manos, la organización del Vivo x el Rock le tira la pelota a la municipalidad de no haberles permitido el alargamiento del espacio del concierto. O sea que, sabiendo que eran necesarios esos 3 mil metros cuadrados más para garantizar el buen desplazamiento del público, igual siguieron adelante sin tenerlos. Lo peor de todo es que esto no fue informado, obviamente, a los asistentes.
Habilitaremos un sector de salida y otro de entrada en el ingreso a la Concha Acústica del Campo de Marte y así evitar que el público se cruce y genere un tumulto o situaciones incómodas que podrían malograr tu experiencia en el festival.
Esto era obvio. ¿Cómo no prever que se iba a generar el tumulto de esa magnitud con una asistencia tan grande? ¿Por qué no se hizo eso desde el inicio? ¿Qué estaban esperado?
Se instalara 1 pantalla gigante wide, siendo mas grande que una pantalla de cine. Se ubicara en medio entre los 2 escenarios a un costado, sin interrumpir la visión hacia el escenario.
Una vez más, si tenían la logística para hacerlo, ¿por qué no lo hicieron desde el inicio? ¿Por qué dar el mínimo esfuerzo en la primera fecha para corregir la segunda?
Lo más grave de esto es que las medidas correctivas no atacan el problema principal: la falta de seguridad para los asistentes. Esto sigue siendo una bomba de tiempo, sin vías de señalización y en un espacio improvisado para realizar un evento de este tipo. La libertad de mercado no debe nunca atentar contra derechos fundamentales de las personas, en este caso, la vida.
Así no es, Vivo x el Rock.
Por: José Barreto
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