Por: Vanessa Cruzado
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Netflix continúa apostando por el contenido propio. Su última obra es Dark, la primera serie de la plataforma de streaming producida en Alemania que, a partir de la desaparición de un niño en extrañas circunstancias, empieza a desentrañar la convivencia entre cuatro familias y, de hecho, un pueblo entero.
‘La distinción entre pasado, presente y futuro es solo una terca y persistente ilusión’, es la cita de Albert Einstein con la que arranca la serie y nos da una idea del tema en el que podría centrarse la trama: el tiempo. También pretende que analicemos la forma en cómo lo entendemos, más allá del clásico pasado, presente y futuro. Es por ello que, complementando la frase de Einstein, aparece una voz en off que insiste en que el tiempo no es lineal.
La historia inicia en noviembre de 2019 en Winden, un pueblo alemán ficticio rodeado de bosques donde lo único que rompe con la naturaleza de su paisaje es una planta nuclear. Los habitantes del pueblo se encuentran inquietos tras la desaparición de un adolescente de 15 años, que trae recuerdos de otro evento similar ocurrido tres décadas atrás, al que se sumará otro más y desencadena la desestabilidad del pueblo.
Es ahí su gran comparación con Stranger Things. Sin embargo, esta serie dirigida por el suizo Baran bo Odar (Noche de venganza) no homenajea a los ochenta ni tampoco pretende ser nostálgica. De hecho, no tiene personajes entrañables. Es mucho más adulta y con cierto toque realista.
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Como su mismo nombre lo indica, Dark es una serie oscura y no solo en las tomas, sino también en trama, construcción de personajes y el soundtrack. La combinación de elementos como el tiempo, la familia, los secretos, el dolor, la culpa e, incluso, la metafísica, son como piezas de rompecabezas que obligan al espectador a pensar más.
Conforme avanza la historia, nos adentraremos en un mundo cada vez más complejo. La desaparición inexplicable de niños, la posibilidad de la presencia de un asesino en serie, la paranoia provocada por el riesgo de una fuga radioactiva, la cueva tenebrosa, las consecuencias de la circularidad del tiempo, todos ellos son componentes que atrapan durante sus diez episodios de entre 45 y 60 minutos de duración.
La fotografía y el soundtrack son otras dos grandes cualidades artísticas a resaltar en Dark. La música impone esa sensación de alerta constante que nos lleva a estar pendiente de los detalles y a anticipar cada nuevo descubrimiento.
Descubrimiento que llega gracias a Jonas Kahnwald (Louis Hofmann) quien quiere averiguar qué llevó a su padre a suicidarse y por qué tiene pesadillas tan lúcidas. Lo que va encontrando complementa a la desesperada búsqueda de Ulrich Nielsen (Oliver Masucci) por encontrar a su hijo y la paralela investigación policial de las desapariciones.
Desde la perspectiva del drama humano, los habitantes de Winden cumplen con el arquetipo de la cultura alemana como una en la que el aspecto cerebral destaca y se nota la ausencia de calidez en las relaciones humanas de los personajes.
Otro punto que podría restarle a Dark es la agilidad de la trama. Al ser como un rompecabezas y demandar más tiempo de concentración, el espectador empieza a entenderla a partir del tercer episodio. Vale la pena llegar hasta el final, pero la serie tiene una advertencia y es algo que manifiesta constantemente en los dos últimos episodios. El fin también marca un inicio. En el último capítulo ‘Alfa y Omega’ se logra conocer el 80% de las interrogantes, lo ‘malo’ es que su final es abierto.
A favor:Guion y personajes bien construídos. Gran trabajo de dirección, fotografía y banda sonora.
En contra:Pocas veces se detiene para dejar tiempo al espectador para que se asimile la información.
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