En los primeros años de la década del 2000, se registraron en nuestro país una serie de homicidios que cobraron gran atención mediática: una chica que mata a su madre, un joven que mata a su enamorada, dos hermanos que se disputan una herencia familiar… A partir de ellos, pero paradójicamente alejándose de los casos reales, Juan Carlos Ubilluz encontró que había mucho por escribir.
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Has publicado estudios sobre temas como la sociedad contemporánea, el cine y la obra de José María Arguedas. ¿Qué te llevó ahora a escribir tu primera novela?
Yo entré en la literatura pensando en escribir novelas, pero en la universidad (de Texas en Austin) tuve un encuentro con la teoría y me dediqué más a escribir ensayos. Cuando regresé de Estados Unidos a vivir al Perú, vi algunos homicidios muy mediáticos que me interesaron muchísimo. Mi primera idea fue escribir casos clínicos sobre ellos, pero para hacer un ensayo científico, por ejemplo, hubiera necesitado tenerlos como mis pacientes en psicoanálisis, lo que era impracticable. Como quería escribir de todas maneras sobre estos casos -esta novela es la primera de ellos-, entonces averigüé algunas cosas a través de la prensa y decidí novelizar a partir de eso. Elegí no recoger testimonios, ni revisar expedientes judiciales, ni hacer una investigación periodística para escribir más libremente. Mi intención -aunque sea algo difícil de evitar- no es que la novela se confunda con el caso real.
¿Por qué te llamó tanto la atención escribir sobre una chica que mata a su madre?
Me molestaba la superficialidad con la que se trataba esta historia mediáticamente. Faltaba fineza y profundidad psicológica, se presentaba como frío lo que estaba caliente. A la chica se le describía como una fría psicópata asesina, sin considerar todo ese drama familiar, muy caliente, que le toca a ella personalmente. Menos había una relación con los fenómenos sociales de nuestra época.
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¿Un matricidio puede ser un buen punto de partida para hablar de la sociedad actual?
Que una hija busque matar a su madre es un suceso extraordinario, muy fuera de lo común, pero dice algo sobre cómo se están redibujando las relaciones familiares en nuestra época. En estos tiempos en los que todos tienen que ser emprendedores, seguir sus sueños, tener éxito, ser especiales y únicos, una figura como la de la madre abnegada puede empezar a ser vista como un obstáculo para conseguir estos objetivos. La estabilidad, la ternura, la caridad de una madre, su manera de aceptar la vida tal como es, de una forma tradicional, puede chocar con el espíritu ambicioso de nuestro tiempo.
¿Y todo eso cómo lo presentas en una novela?
Esa profundidad psicológica dentro del contexto social del que hablo podía tratarse en una narrativa de suspenso. En No tengo nada que ver con eso, el suspenso es psicoanalítico no policial, no se trata de encontrar al asesino. El lector a través de la narración seguirá de cerca a los personajes centrales -la chica, el padre y la madre- e irá viendo las fuerzas que empujan a la protagonista al crimen. Ahí se crea un suspenso, que viene de la psicología.
En esta novela, la figura del padre también es fundamental, ¿qué representa él?
La tesis central de No tengo nada que ver con eso consiste en dos personas que quieren deshacerse de la madre. Hay una comunicación, que no pasa por las palabras, entre un padre que ordena -sin hacerlo- a la chica que mate a la madre, le da una orden impronunciable, que no puede decirse. En la novela, la ambición ilimitada del padre -que se conecta con ciertos procesos sociales de la época de los que acabo de hablar- hace que se establezca una alianza con la hija y contra la madre. Es una alianza que me recuerda mucho a las novelas del Marqués de Sade. En el universo sádico, no tiene cabida el amor maternal, allí solo se busca la más alta excitación sexual. Aquí, lo que se busca es el ascenso social, la obtención de placeres, del éxito… En medio de esa tensión, a la chica de la novela le sucederá algo que la coloca en una posición similar a la de su madre. Lo peor que puede pasarle, porque no quiere ser como ella.
Presentación en la Feria del Libro * No tengo nada que ver con eso será presentada esta noche a las 8 p.m. en la Sala José María Arguedas de la Feria Internacional del Libro de Lima (Parque de los Próceres, Jesús María). * Junto al autor estarán Rocío Silva Santisteban y Diego Trelles como panelistas.
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