PUBLICIDAD
POR ZOË MASSEYFotógrafa@ZoePix
Cuando estaba en cuarto o quinto de media, un día dando examen en el hall del colegio, noté que en el techo se podían ver los carros que pasaban afuera en la avenida. No entendí cómo eso pasaba, y casi perdí toda la hora del examen por pegarme al techo.
Cuando estudié fotografía me pasé horas vacilando con la Pin Hole, una cámara hecha en una caja que me explicaba lo que era ese fenómeno de la luz que yo había visto unos años atrás. Siendo profesora siempre quise cerrar toda la clase con cartulinas, para que mis alumnos vieran esa magia y así puedan entender de dónde venía todo lo que hoy hacen con una cámara o con su celular.
El domingo, mientras paseaba con mis perros vi un carro que me llamó mucho la atención. Parecía uno de esos camioncitos que llevan caballos, pero no. Era una cámara de fotos gigante . Ahí conocí a Fernando Aceña, es español y vivió 13 años en Chile. Fotógrafo, profesor y creador de esta maravilla que es el Museo Interactivo de la Luz. Una camioneta modificada por él mismo para crear una cámara oscura móvil, que a veces también funge de casa para él y el buen Yagán, su perruno compañero de viaje (a quien como me suele pasar, conocí antes que a Fernando).
Este museo te permite entrar y viajar en el tiempo, ver cómo la luz es más mágica de lo que damos por sentado. Cómo esta viaja en el espacio y se proyecta de manera invertida en el techo opuesto, en las paredes, el piso y hasta dentro de nuestros ojos.
Fernando es encantador y te explica en supersimple cómo esta magia sucede; es imposible que no salgas sonriendo del vagón mágico este.
PUBLICIDAD
Él ha enrumbado en un viaje por la costa del Perú, luego de haber viajado por Chile. Está actualmente como residente del Centro de la Imagen y posiblemente dictará algunos talleres ahí y junto a la capa Pilar Pedraza y su también mágico proyecto Verte-MirArte harán otros en Villa María del Triunfo.
A él, Yagán y la Cámara Oscura los puedes encontrar los fines de semana de mayo, de viernes a domingo de 10 a.m. a 4 p.m. al lado del Puente de Los Suspiros en Barranco. La visita en este mágico viaje del tiempo dura entre 10 a 15 minutos, el costo es un aporte voluntario (vamos, sé voluntarioso) y la magia que verás es una sonrisa asegurada.
Anda con los más chicos y los más grandes que es una experiencia para todos.
Y ya que viste esto, y estoy segura de que te gustó, busca los talleres de Pin Hole que hace Pilar Pedraza, para que no se pierda la magia de la fotografía en este mundo digital.