ZOË MASSEY
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Hawapi es una asociación cultural independiente que año tras año lleva a un grupo de artistas a trabajar, crear, interactuar e investigar en lugares totalmente desafiantes. Se busca un espacio que rete al artista, que cree un compromiso y el acercamiento a una realidad distinta a la propia. Estos lugares han sido (y son) intervenidos por problemas sociales, ambientales o económicos y ahora por artistas.
El 2012, el primer proyecto los llevó a Cerro de Pasco ; el 2013 a Pisco , aún tan afectado por el terremoto; el 2014 fue al Pariacaca, y el 2015 Hawapi se fue a Huepetuhe, una comunidad de mineros informales en la Amazonía peruana .
Fuerte todo. He tenido el gusto de ver tres de sus exposiciones y cada una va tomando más cuerpo que la anterior. Se siente cada vez un compromiso más fuerte y con mucha satisfacción puedo decir que me da gusto saber que más artistas usan sus propias herramientas para involucrarse en un camino de comunicación, cuestionamiento y denuncia. ‘Los artistas tienen una posición única y privilegiada en la sociedad como personas que pueden plantear preguntas sin respuesta, proponer ideas que parecen utópicas y a los cuales se les permite fallar’, (grande Maxim).
Maxim Holland, cerebro y sonrisa detrás de todo esto, cuenta cómo fue su llegada a esta zona de nuestro país, como muchos ven la fiebre del oro como pilar para el crecimiento, pero como muchos otros lo ven (vemos) como un riesgo inminente para uno de los ecosistemas con mayor biodiversidad del planeta. Dos puntos opuestos, ambos muy frágiles, que convierten a Huepetuhe en el centro de un complejo y a veces violento conflicto (información extraída del libro de la muestra y que vale la pena 100% comprar).
Participan 11 artistas que hay que nombrar uno por uno: Nancy La Rosa, Juan Salas, Óscar Santillán, Emergentes, Phillip Gruenberg, Michael Candy, Augusto Román, José Bauer, Rodrigo Jáuregui, Andres Reyes y Kiah Reading. Recomiendo no solo ir a la muestra, sino sentirla. Relacionarse, entender que el Perú es mucho más grande de lo que sabemos y que tenemos la responsabilidad de conocerlo, valorarlo y defenderlo. No verlo tan distante que se convierte en ajeno. No es que se busque una solución a través del arte, pero sí se expone al artista a situaciones que exigen un esfuerzo especial para involucrarse, analizar, entender lo que le rodea, e investigar para crear una propuesta mucho más profunda.
Mis palabras esta vez se quedan cortas. Hay foto, instalación, video, interacción… Hay de todo y en todo se siente compromiso. Hay mucho que ver en un montaje muy limpio. Hay mucho por hacer.
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La muestra va hasta el 14 de febrero en la sala Luis Miró Quesada (Av. Larco 450, Miraflores). Este sábado 30 a las 11 a.m. hay un taller de animación y dibujo para niños. El 10 de febrero a las 7:30 p.m., el mismo Holland hará una visita guiada. Una recomendación: siéntate a la mesa en la sala y disfruta del libro. Es una joya también.
Entonces, la sala Miró Quesada empieza el 2016 con una excelente exposición. Disfrútala. Al salir de la expo te recomiendo sentarte en el café que está entre la galería y Schell, en pleno Larco. Hace unos días desayuné ahí, no recuerdo el nombre, pero sí que el mozo ha trabajado ahí 40 años, que recuerda cómo ha cambiado y crecido hacia arriba Miraflores así como las caras de muchos de sus comensales de antaño. Me siento ahí e imagino que tomo un café con mi abuela mientras miramos a la gente pasar.
Buena semana, esquineros. Por favor, tomen mucho líquido, usen gorrita, pónganse bloqueador y una petición personal: pongan un platito de agua fuera de casa, los perros de la calle se lo van a agradecer.