VERÓNICA KLINGENBERGER
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Aziz Ansari nos ha regalado la mejor comedia del año. Se llama Master of None y se estrenó el 6 de noviembre por Netflix. En 10 episodios, la primera temporada deja claro que estamos frente a una serie de autor en la que el protagonista es uno de los mejores comediantes americanos de los últimos tiempos.
The Guardian la comparó con Curb your Enthusiasm, la hilarante serie de mi adorado Larry David, pero agregó que Master of None, a pesar de seguir la fórmula Seinfeld (‘ni abrazos ni lecciones’) es más amable y humana. Y tiene razón. Hay algo al final de cada episodio capaz de arrancarle un ‘awww’ al más cínico. Pero felizmente, ese diminuto derretimiento emocional está muy bien dosificado (casi siempre se produce al final) y no resulta empalagoso.
Dev Sha, el protagonista, interpretado por Ansari, es un actor que se gana la vida grabando comerciales para yogurts y megaferreterías como Home Depot. Es un hijo de inmigrantes indios de 32 años, tratando de sobrevivir en Nueva York junto a sus entrañables escuderos. Ese es otro punto para la serie: los blancos no son la mayoría. Al único que vemos seguido es Arnold Baumheiser, el amigo gigante de Dev que tiene el nivel emocional de un niño de seis años y al que Dev se refiere como su token white friend. Token es un término que se usa en Estados Unidos para referirse al actor de una minoría étnica reclutado en una película para que parezca culturalmente diversa. Baumheiser es amigo de Ansari en la vida real, así como los padres del comediante son también los padres de su personaje porque nadie lo convenció en el casting.
Los otros amigos de Dev son Kelvin Yu, hijo de inmigrantes taiwaneses (dicen que representa al cocreador de la serie, Alan Yang), un guapetón que se la pasa bomba sin el menor esfuerzo; y Denise, interpretada por Lena Waithe, la amiga negra, gay y cool que todos quisiéramos tener. Por último, el interés romántico se encarna en Rachel (Noël Wells), divertida publicista que es el alma gemela de Dev. Esa es la pandilla con la que te provoca estar al menos una hora cada día.
Hay que insistir en una verdad irrefutable: muchos de los grandes escritores de hoy están escribiendo para la televisión (ojalá que eso también pase algún día en el Perú). Los guiones de Ansari tienen el formato personal del stand up comedy y eso ayuda a elevar muchísimo el formato sitcom. Ya lo hicieron antes Louis C.K. con Louis, Tina Fey con 30 Rock y Larry David con Curb Your Enthusiasm, pero a diferencia de ellos, Ansari no se escuda en lo visceral o el cinismo, ni siquiera en el absurdo. Lo suyo va más por lo inteligentemente emotivo, si es que eso tiene algún sentido.
Master of None apuesta por mucho más que el entretenimiento sin perder un ápice de frescura. Se hace preguntas importantes, pero siempre con una sonrisa y las manos en los bolsillos. Temas como la paternidad, la inmigración, los estereotipos, las minorías, el amor, la amistad son tratados con originalidad y verdadera empatía. Hasta los personajes más deleznables (un tipo que se masturba en el metro o un gerentazo coqueado que roba la cola en una heladería al estilo más patanesco, etc.) tienen algo conmovedor bajo la mirada de Ansari.
Al final Master of None es una serie sobre lo difícil -y terriblemente aburrido- que resulta tener que volverse adulto, sentar cabeza y todo ese convencionalismo abominable que muchos preferimos esquivar sin importar las consecuencias.