ZOË MASSEY
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¿Recuerdas cómo fue la primera vez que fuiste al cine? Esa primera vez para mí no me queda muy clara, pero sí recuerdo las películas que me impactaron por verlas en la pantalla grande, por el sonido, por el ambiente del cine. Una fue Volver al futuro, la otra Indiana Jones (sí, tengo 39 años, qué bestia). Recuerdo también haber ido una vez al cine con mi mamá y oír que el niño que estaba atrás nuestro le decía a su madre que eso de que anden apagando las luces no le gustaba mucho y que no quería volver. Ojalá sí lo haya hecho y no se esté perdiendo de la magia.
Esta semana empieza otra vez el Festival de Cine de Lima y ya no solo se proyectan las películas en el Centro Cultural de la Universidad Católica, como era al inicio. Hoy, ya varios espacios se unen para mostrar un poco de este cine no tan comercial en sus salas grandes. Cosa que debería pasar no solo en festivales, digo yo.
Este año hasta Werner Her-zog viene (eso fue lo primero que me enteré de la edición de este año). Ya son 19 años de festival y han pasado de unas decenas de películas a presen-tar hoy 500… Sí, quinientas entre largometrajes, cortos y documentales. Increíble, ¿no? Ahora, queda claro que es imposible verlas todas. No alcanza un año, menos alcanza una semana. Así que te recomiendo ver el programa, ser muy selectivo y marcar clarito lo que quieres ver, las pelí-culas que no encuentras online, las que no será factible que las muestren jamás en otras salas de Lima… La verdad, aquí entre nos, hace tiempo que no me liga una con el festival, se me pasan las fechas, se me cruzan los horarios y me quedo sin ver las películas hasta que después el querido Miguel vende las mejores y más populares en su puesto barranqui-no o mi vicio webbero me permite encontrarlas online. No sé si sabías, pero cuando termina el festival muchos de los mismos directores invitados pasan por Polvos Azules y dejan copias de sus películas para que así puedan llegar a ser vistas por más gente. Mientras las salas comerciales no apoyen el cine independiente, esto es más que un golazo, creo yo.
Entre los diferentes espacios que figuran como parte del festival itinerante, está la casa Tupac en Barranco con cine al aire libre, café y comida. Lleva abrigo no más, que estas noches sí hacen sentir ese invierno que tantos esperaban. Se unen también instituciones educativas, centros culturales, parques zonales, municipalidades, universidades en Lima y provincias, la lista es enorme. Hay mucho por ver y esto a sus 19 años pasa de ser un Festival de Cine de Lima a ser uno de los más importantes eventos culturales del año. No dejes de ver cine. Es tan mágico como leer, te desco-necta, te hace soñar, volar, viajar, pensar. Claro, siempre y cuando el otro apague su celular y muestre que de verdad podemos ser una sociedad que merece un festival como este, que respeta el trabajo de los involucrados y te respeta a ti sentado al lado. Y, por favor, si vas a comer canchita (cine sin canchita no es cine), ¡no comas como chanchito pues! ¿Qué es eso de botar todo al piso y ni siquiera hacer el intento al final de la proyección de llevar tu basura al tacho? ¿Así comes en tu casa o en la calle?
No creo. PD: Justo cerrando la columna me llegó la programación al e-mail: http://www.festivaldelima.com/2015/wp-content/ themes/festivaldelima/pdf/programacion.pdf.