José Barreto y María Pía Barrientos
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Honesto y auténtico. Así es Billy Corgan, el amo y señor de The Smashing Pumpkins, un hombre que no tiene miedo en decir las cosas tal y cómo las siente. Este martes la banda se presentará en el Jockey Club. Antes del concierto la cabeza de la ya mítica agrupación devela sus temores y nos cuenta cuál es su singular perspectiva sobre el mundo en el que se mueve; la industria musical.
El proyecto Teargarden by Kaleidyscope va llegando a su fin. ¿Ya hay fecha para el último álbum? No estoy seguro, pero es probable que salga a principios del otro año. Y que a finales de este salga un single.
¿Cómo ves en perspectiva el proyecto? Fueron 44 canciones en tres discos… Como músico fue aleccionador y saludable porque me mantuvo enfocado en la mayor meta de los Smashing Pumpkins, que es hacer arte, a diferencia de lo que quiere la industria musical actual. Y que dicho sea de paso se pone cada vez peor.
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¿Por qué? Porque cada vez las ventas son más pequeñas. La gente ha cambiado mucho cómo consume entretenimiento. Siento que me he quedado con la lógica de la industria de hace 20 años.
¿Te llevas con Spotify? De cierta forma es bueno porque permite conocer a más músicos nuevos. Lo malo es que la gente te reduce a una sola canción en su playlist y, en nuestro caso, una canción no puede contar nuestra historia.
¿Existe una conexión real en los 3 discos del Teargarden…? Dice mucho de mi vida y mi viaje en esta industria. De cómo seguí adelante con la banda luego de los 90. Pero el mensaje no es tan obvio.
¿Cómo ha sido ese viaje? Difícil. Estar en los Smashing Pumpkins es estar en una casa llena de fantasmas que están encima de mí como el nombre de la banda, su pasado, sus integrantes, mis decisiones en ella. Pero lo bueno es que he sabido enfrentar todo eso y crear algo nuevo.
¿Qué te ha hecho seguir en el viaje? ¿La verdad? Ya no lo sé. A ver, cuando me comprometí con el Teargarden… eso fue un estímulo. Pero cuando finalice debo tomar decisiones. Una parte de mí quiere hacer películas y música para esas películas. Con los Smashing Pumpkins estoy desde 1991. Es mucho tiempo y a veces me pregunto por qué.
¿Qué clase de películas harías? A lo Alejandro Jodorowsky, películas místicas y de corte espiritual.
¿Cuál sientes que es tu lugar en la industria actual? Primero debo decir que sobrevivir en la industria es mucho más importante que tener éxito. El éxito viene y va, pero sobrevivir es más loable.
¿Sientes que las críticas a tu música han sido justas? Han sido malas la mayoría de veces. Y he oído tantas malas críticas que ya no las escucho. Desde mi perspectiva, si analizas la historia del rock, solo hay un Smashing Pumpkins. Las referencias más parecidas que encuentro son The Beatles o Led Zeppelin. Nuestra banda no es una moda, una tendencia. Si el negocio es la banda equivocada: mala imagen, malas entrevistas, malos conciertos…
¿Consideras al Pop una amenaza? El Pop es como la pornografía. Está hecha para estimularte y excitarte, pero no para ir contigo a la Iglesia. Las canciones Pop tienen la misma catadura moral que una prostituta. Del otro lado estamos yo, Kurt Cobain, Marilyn Manson: los Curas. Somos de otro planeta. Y nuestra misión es atacar las fuerzas del Pop con nuestra música. Muchos periodistas y críticos endiosan al pop, lo hacen sagrado. Pero créeme, te lo digo por lo que veo tras bambalinas, en el pop no hay nada de sagrado.
¿Cuál dirías que es tu mayor aporte a la cultura popular? Ya no lo sé. Algunos dirán que mi fortaleza de seguir adelante. Para mí, solo soy un gran compositor y un visionario. Ese es mi trabajo. Si la gente lo respeta, genial. Si piensan que estoy loco, también. Creo que la gente tiene que aprender a respetar a los artistas.
Las entradas para el show que ofrecerá la banda están a la venta en los módulos de Teleticket de Wong y Metro.
