Por: Zoë Massey
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La semana pasada se realizó la segunda edición del PArC, feria internacional de galerías de arte organizada por Arte al Día. En paralelo se exhiben diferentes muestras en galerías, tanto lo ya programado para el año como lo especial por la Bienal de Foto, también en su segunda edición. Y pronto viene una vez más LimaPhoto.
Entonces, de pronto, Lima es la meca del arte del país, donde todo pasa, donde a todo hay que ir y en todo hay que estar, si no, estás en nada. Pero ¿qué tanto sacamos de todo esto? A mí, se me encuentran los sentimientos. Leo por ahí quejas de algunos artistas de provincias que no son considerados en estos eventos y es un punto válido. Claro, no solo por serlo uno merece todo, eso siempre lo digo, pero sí estoy de acuerdo en que en Lima nunca vemos curadurías de otras partes del país. No sé si se les pasa la voz y no cumplen requisitos, o si no se les avisa, pero la sensación de hueco y de eterno limeñismo queda.
Las galerías dan espacio a lo que más jala gente; al que no jala, no lo llaman. Y también es un punto válido, las galerías son empresas y velan por su negocio (el drama del artista que no es apoyado por no ser comercial tampoco me convence).
De estas ferias saco en claro que las galerías extranjeras nos sacan la mugre en trato al posible cliente. Entras a sus espacios y se ponen de pie, te explican, te entregan tarjetas. En la mayoría de galerías peruanas a veces ni levantan la mirada cuando pasas por su lado.
Entonces se me encuentran los sentimientos porque siendo juez y parte valoro mucho que finalmente existan eventos como estos, pero siento que aún nos falta mucho. Que hay artistas que solo por serlo se creen mucho, que hay galerías que solo por serlo se sienten dueñas e inalcanzables, y así la cadena sigue.
Yo sigo esperando que aprendamos todos de estos últimos años y que regrese la Bienal de Arte, donde claro, también entre la foto. Porque es un arte, ¿no?