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Primera entrega de la novela “Temp”, exclusiva para Publimetro

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Una reunión succiona la vida de una trabajadora temporal

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Por: Douglas Coupland

Con el paso del tiempo, he aprendido que la forma más rápida de convertir una oficina en un punto muerto es escribir ‘malogrado’ en un papel y pegarlo en la fotocopiadora. Los empleados caminan hacia la máquina, ven la nota, se sienten momentáneamente incómodos y registran un resplandor interior cuando son conscientes de que pueden regresar sin culpa a su cubículo a jugar ‘FreeCell’ y usar el internet para buscar un accidente de automóviles en Rusia.

Saludos. Me llamo Shannon. Soy una trabajadora con un empleo temporal, pero más que eso, soy el futuro del empleo en el mundo occidental. Claro, puede que ahora tengas un trabajo, pero algún día serás como yo, yendo de trabajo en trabajo, sin seguro médico, seguro odontológico, nada excepto el placer de no tener que besar traseros o aguantar imbéciles o preocuparme mucho por cosas como aburridas reuniones que te roban el alma como las de Taylor, Wagner & Kimura Filter Systems, donde tengo que sentarme ahora. Los dueños están mudando sistemáticamente la compañía a China y todo el mundo lo sabe. Cada día a alguien en TWK le cae el hacha mientras que yo, como diosa de lo temporal, me hago la manicure o busco en el Facebook fotografías poco favorecedoras de los chicos más populares del colegio. Antes había una recepcionista de tiempo completo, pero ya es historia. Así que aquí estoy. ¡Temporal!

Dan Wagner (Danimal), uno de los copropietarios de TWK, entiende mi poco compromiso y mi actitud diablesca. Hoy me llamó al frente de todos. ‘Si están de acuerdo, la joven Shannon va a tomar notas de la reunión que tendremos hoy’. Dan siempre me guiña el ojo, lo que es un poco pervertido, pero no lo suficiente como para demandarlo por acoso.

Las tres Saras tuercen los ojos cuando Dan me lleva a la reunión. Sí, están leyendo correctamente: Sara la de mercadeo, Sara la de la estrategia comercial y Sara la de sistemas.

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Cuando la reunión se convierte en un inevitable foco de miedo y sueños destrozados, Dan dice: ‘Shannon, danos una mano, ¿cuál es el dato divertido del día?’.

El dato divertido del día: ‘Bueno, Dan, ¿Cuál es el país que tiene la edad de consentimiento sexual más baja del mundo?’. La pregunta tenía que ser tan candente que incluso las Saras se interesaran

‘¿Qué país sería ese, Shannon?’.

‘El Vaticano. La edad de consentimiento sexual allí es de 12 años’.

Incluso las Saras reaccionaron.

‘¿En serio?’.

‘¿12?’.

Todos sacaron sus teléfonos y empezaron a buscar en Wikipedia. ‘Espera’, dijo la Sara número dos, ‘Creo que quizás sea 14’.

‘Bueno’, dijo Dan, ‘Hoy en día a los 13 años debe ser fácil dormir. Shannon, gracias por traer alegría y conocimiento a nuestro universo. Phelps, eres bueno’.

Lo soy.

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