Por: Ximena Arrieta
PUBLICIDAD
Está en la radio y la televisión, y publica cada sábado en la revista Somos; pero hay algo que Carlos Galdós no puede dejar de hacer: presentarse sobre un escenario para hacernos reír.
Cholo Power es el nuevo show que Galdós presentará desde mañana hasta el sábado 26 a las 10 p.m. -solo cinco funciones, el sábado hay dos- en el Teatro Peruano Japonés (Av. Gregorio Escobedo 781, Jesús María).
‘La idea de este show es que los peruanos de hoy somos una especie indestructible frente al mundo entero, que está en crisis’, explica el presentador. Y es que, según él, hemos tenido una serie de ‘entrenadores’ que cada cinco años nos han dado un curso intensivo de supervivencia: los presidentes.
‘Nos entrenan para enfrentar la escasez, la delincuencia, las mentiras. Cada uno se ha preocupado por algo y ahora somos esta especie que sale a darle consejos al mundo en crisis’, explica.
Como en todo espectáculo de Galdós, la actualidad política es protagonista sin dejar de lado su humor irónico y directo. Y es en esa risa que genera donde radica su mensaje: reflexionar, en clave cómica, sobre la realidad que nos rodea.
‘No te digo que genere conciencia porque yo no soy el ángel de la guarda de nadie, pero creo que a partir del humor se refrescan algunas cosas’, asegura.
PUBLICIDAD
Pero ¿qué es exactamente un ‘cholo power’? ‘Un ‘cholo power’ tiene sentido del humor, se ríe de las circunstancias y les da la vuelta. Además, somos emprendedores, divertidos e ingeniosos. Esa es la clave’, cuenta el conductor de La noche es mía.
Cholo Power es el unipersonal número 11 de Galdós en más de una década. ‘En este tiempo creo que he aprendido a relacionarme mejor con el público, a entender que nos reímos los dos juntos’, comenta.
Y, por supuesto, el paso de los años ha influido en él. ‘El tiempo no pasa por gusto, me ha permitido reorganizar mi forma de pensar, de reaccionar con menos rabia a ciertos temas, pero sin cambiar mi esencia. Seguro me puedo haber equivocado en muchas cosas, pero ahí está la evolución’, finaliza Galdós.