Desde el llanto descontrolado de los ganadores, hasta sorpresivas arengas políticas, pasando por raros desaires y personas desnudas sobre el escenario: los Oscar lo han visto todo, y la ceremonia de este domingo podría traer nuevas anécdotas inolvidables.
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Los organizadores de la principal fiesta de Hollywood se preparan para nuevos episodios fuera del guión, que molestan a los televidentes o retrasan la transmisión en vivo, tan cuidadosamente calibrada.
Pero son las emociones en bruto y los eventos sorpresivos los que convierten a los premios de la Academia en un evento memorable.
Frente a una audiencia de millones de personas, la tentación de usar la ocasión como una plataforma de reivindicaciones políticas ha sido irresistible para varios ganadores del pasado, desde Marlon Brando hasta Michael Moore.
En 2003, el cineasta disidente Michael Moore fue abucheado cuando lanzó un agresivo discurso contra el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, por llevar al país a la guerra en Irak.
Pero lo que hizo Moore simplemente fue continuar con una costumbre tradicional entre los ganadores a lo largo de la historia.
Podría decirse que el ejemplo más famoso data de 1973, cuando una mujer que se presentó a sí misma como Sacheen Littlefeather subió al estrado para recibir el Oscar a Mejor actor otorgado a Marlon Brando por su actuación en “El Padrino”.
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Inmediatamente, Littlefeather se negó a levantar el premio en nombre de Brando como signo de protesta por el tratamiento de la industria cinematográfica a las comunidades indígenas.
Cuatro años más tarde, los gritos y abucheos fueron para Vanessa Redgrave, quien agradeció a la Academia el premio concedido por su papel en “Julia”, a pesar de “las amenazas de un pequeño grupo de matones sionistas”.
Paddy Chayefsky, uno de los presentadores de la ceremonia de ese año, fue aplaudido con fervor cuando le respondió: “Estoy cansado de que la gente utilice los premios de la Academia para hacer su propia propaganda”.
“Le diría a la señorita Redgrave que su triunfo en los premios de la Academia no es un momento crucial en la historia, no exige una proclama, un simple ‘gracias’ hubiese sido suficiente”.
En ocasiones, la controversia fue desatada por quién es la persona que resulta ganadora.
La decisión de premiar al director Elia Kazan con un Oscar por su trayectoria, en 1999, dividió las aguas en el auditorio, ya que la mitad de los presentes se negó a aplaudir el galardón en protesta por la cooperación de Kazan con la caza de brujas que llevó adelante el gobierno estadounidense en la década de 1950.
Pero más allá de la política, la gran noche de Hollywood también ha vivido otros momentos peculiares.
En 1974 un hombre desnudo irrumpió en el escenario mientras el actor David Niven conducía la velada, quien respondió al momento con sarcasmo: “La única carcajada que ese hombre va a despertar en su vida será desnudándose… y mostrando sus deficiencias”.
En tiempos más recientes, se pudo ver a Roberto Benigni saltar eufórico de asiento en asiento tras el anuncio de que “La vida es bella” había sido premiada como mejor película extranjera.
Aquello ocurrió en 1999, la misma edición de los premios de la Academia en la que Gwyneth Paltrow lloró desconsoladamente durante su discurso de agradecimiento por el Oscar a Mejor actriz.
En 2003, el actor Adrien Brody aportó otro momento memorable cuando subió al escenario y besó apasionadamente a Halle Berry, presentadora de la estatuilla a Mejor actor, quien también se mostró sorprendida por el exabrupto.
La nota fuera de guión del año pasado la dio el extravagante actor británico Sacha Baron Cohen cuando apareció en la alfombra roja vestido como su personaje del filme “El dictador”, ignorando las advertencias previas de los organizadores para que no lo hiciera.
Llevando consigo una urna que supuestamente contenía los restos del exlíder norcoreano Kim Jong-Il, el controvertido actor, fingiendo un accidente, arrojó las cenizas sobre el impecable traje del famoso anfitrión Ryan Seacrest, que se mostró notablemente irritado.
¿Qué ocurrirá este año?
Si bien los mejores momentos son impredecibles, se podría apostar a que algunos dichos del atrevido oso de peluche Ted deberán ser censurados cuando suba al escenario junto a su creador Seth MacFarlane para presentar una estatuilla.
La cantante británica Adele, que interpretará en directo el tema musical “Skyfall”, de la película del agente 007, podría poner en aprietos a la censura en algún momento, teniendo en cuenta su vasto registro de comentarios subidos de tono.
Este mismo mes, durante los premios Grammy, le preguntaron cómo vivía la expectativa de cantar delante del selecto auditorio de Hollywood y de los millones de televidentes que seguirán el evento. Con la franqueza que la caracteriza, Adele respondió: “Me estoy cagando encima”.