El fotógrafo australiano Julian Wolkenstein explora a través de esta obra, cómo lucirían los seres humanos si sus rostros fueran totalmente simétricos.
PUBLICIDAD
A las personas que fueron fotografiadas se les pidió que no expresaran ninguna emoción en el momento del retrato y una vez capturadas sus imágenes, Wolkenstein manipuló la foto de manera digital duplicando cada mitad de los rostros para juntarlas en dos imágenes distintas para cada persona.
Los resultados muestran a personajes completamente distintos.