El ministro de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), Eduardo Ferreyros, anunció ayer, de manera oficial, el interés del gobierno peruano en volver a acoger el Rally Dakar después de cuatro años.
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‘El Perú ha ratificado su interés de ser país anfitrión del Dakar. Para eso se ha conformado una comisión multisectorial con la debida anticipación, pues esta carrera se realizará en enero del 2018’, indicó Ferreyros, al dar detalles de las coordinaciones con Amaury Sport Organisation (ASO), organizadora de la competencia.
El titular del Mincetur añadió que esta edición del Dakar tendría un impacto económico superior a los US$300 millones en actividades como alojamiento, alimentos y bebidas, transportes, entre otros sectores.
‘La idea también es exponernos al mundo ante una audiencia importante. Calculamos que este evento será difundido en 190 países. El 40% de esta audiencia corresponderá a países asiáticos, que coinciden con la política del Mincetur de atraer turistas de ese mercado’, sostuvo.
Por su parte, el ministro de Cultura, Salvador del Solar, dijo que se tomarán todas las medidas necesarias para que el trazado de la carrera y la asistencia de los espectadores no dañen el patrimonio del país. Ello, debido a la polémica desatada el 2013, cuando se acusó a los competidores y visitantes de dañar fósiles de ballenas, presentes en el desierto de Ocucaje (Ica).
‘Nos estamos organizando para que cuando se desarrolle la carrera no se dañe los sitios arqueológicos y paleontológicos’, dijo.
En los años 2012 y 2013, el Perú fue parte del recorrido de esta competición con resultados positivos: el 2012 se generó un impacto económico superior a los US$520 millones y el 2013 fue de US$278 millones. Sin embargo, no participamos de las ediciones del 2014 y 2015 debido a la inversión que exigían los organizadores del gobierno: más de S/.30 millones.
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‘No he negado que sea una buena inversión, pero ahora no contamos con los recursos’, explicó la entonces titular del Mincetur, Magali Silva.
El año pasado, la participación del Perú estaba asegurada, pero fue cancelada por la amenaza del Fenómeno de El Niño.