El entrenamiento funcional es un modo de ejercicio físico, alternativo al tradicional gimnasio, que cada vez gana más adeptos en nuestro país. Al contrario de la veneración a las máquinas, este deja de lado las herramientas para concentrarse en el cuerpo mismo.
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Si bien este tipo de entrenamiento se ha vuelto muy popular entre los deportistas y fanáticos del ejercicio físico, poco se conoce sobre sus verdaderas bases. El entrenamiento funcional, por definición, significa entrenar con un propósito específico: es decir, las rutinas se arman para conseguir una meta concreta.
Este tipo de entrenamiento se basa en la conjugación de movimientos que buscan alcanzar el mayor nivel de resistencia, fuerza y agilidad del deportista. “Se trata de un entrenamiento a través de movimientos” explica Vanna Pedraglio, entrenadora deportiva y nutricional. Pedraglio es fundadora y dueña actual de Vanna Coach, un centro de entrenamiento funcional en Lima, con sede en Miraflores y Surco.
Este tipo de ejercicio trabaja cadenas musculares y no un músculo aislado. Se basa realmente en movimientos que no tienen que ver con el desarrollo de los músculos,sino con el rendimiento físico. Allí recae su diferencia máxima con el gimnasio tradicional. En el primer ejercicio se trabaja con el propio cuerpo del deportista y se busca alcanzar su mayor nivel físico, mientras que en el segundo (el gimnasio) se trabaja la hipertrofia, el aumento de los músculos, pues se trata del culto al cuerpo.
“Lo bonito del entrenamiento funcional es que vuelves a tener el contacto con tu cuerpo. No es un tema estético, es un tema físico, funcional y de salud” señala Pedraglio.
Por ello, el entrenamiento funcional es una alternativa más saludable comparada al gimnasio, pues busca una mejora física y no estética. En este tipo de entrenamiento también se puede utilizar algún tipo de herramientas como mancuernas, un fitball o un bosu, por ejemplo, sin embargo estas nunca son la base del entrenamiento pues la clave está en trabajar bajo el peso de tu cuerpo.
“La diferencia es que tú te adaptas a la máquina en el gimnasio. El entrenamiento funcional trabaja tu máquina: tu cuerpo” señala.
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En ese sentido los movimientos que se pueden ejercer son infinitos, desde planchas hasta saltos: se debe crear una rutina específica según las capacidades y necesidades del deportista.
Lo cierto es que este tipo de entrenamiento no se ha vuelto muy popular entre deportistas y famosos solo por su activo modo de trabajar a comparación del tradicional gimnasio, sino también por sus grandes beneficios. Este tipo de ejercicio permite al deportista evadir lesiones mientras que fortalece su cuerpo muy rápido. Debido a los movimientos cortos pero exigentes y al trabajo en base a movimientos, el gasto calórico es sumamente alto, por lo que se pierde grasa muy rápidamente. Asimismo, trabaja la agilidad, coordinación y equilibrio del deportista.
En cuanto a la nutrición que debe acompañar el entrenamiento funcional, esta debe ser balanceada. Se trata de llevar una dieta balanceada con carbohidratos, grasas y proteínas; pero también frutas y verduras. “Importa la calidad de la comida, mientras más natural y menos procesada sea es mejor” añade.