No se le puede echar la culpa de nada al deportista peruano. En nuestro país es casi imposible dedicarse a un deporte al 100%. El Estado y la empresa privada no cuentan con verdaderas políticas que lo promuevan -más allá de la típica subida al coche coyuntural- e ignoran su valioso impacto a nivel humano y económico. Excepto el fútbol, y si es que llegas a jugar en primera división y por uno de los equipos más ranqueados, en Perú, ningún deporte te pagará lo suficiente para dedicarte de lleno a él. Lo más probable es que tengas que entrenar y trabajar, o mejor dicho, trabajar y entrenar en tus ratos libres. O ingeniárterlas todo el tiempo para conseguir plata por aquí y auspicios por allá. Ni siquiera las universidades peruanas te exoneran del pago de tus estudios por destacar en algún deporte. Lo sé de primera mano. Aparte de eso, los deportistas peruanos deben costearse todo: equipo, viajes, dieta, en muchos casos hasta el mismo entrenamiento. El nivel de los entrenadores tampoco llega muy alto y las razones son evidentes: la gente necesita pagar cuentas. Entonces, ¿cómo hacer para traer al menos una medalla de Tokio 2020?
PUBLICIDAD
Lo primero que uno podría pensar es que los países que más medallas tienen son los más ricos. Por algo EE.UU. siempre arrasa. En Río ha sumado 121 medallas (46 de oro, 37 de plata y 38 de bronce), dejando al segundo y tercer puesto bastante lejos: Reino Unido con 67 (27, 23, 17) y China con 70 (26, 18, 26). Otro argumento ha sido siempre el que señala a los países más poblados por la simple lógica de si hay más gente, puede haber más campeones (EE.UU. y China, de nuevo). Pero entonces, ¿por qué Cuba ha ganado más medallas olímpicas que Brasil y Argentina? ¿Y por qué la India, uno de los países más poblados del mundo, no cuenta con ninguna medalla olímpica?
Si se quiere ganar medallas, se deben implementar políticas deportivas serias. Danyel Reiche, profesor de la Universidad de Beirut y autor de ‘Éxito y fracaso de los países en los Juegos Olímpicos’, ensaya algunas ideas basándose en modelos de éxito.
La primera, promover la participación de las mujeres en deportes. Según Reiche, esa es la única razón por la que China ha estado llevando más medallas a casa que ningún otro país excepto por EEUU. El porcentaje de atletas mujeres en la delegación china es de 51,1%, lo que le da la mayor participación femenina en los Juegos.
La segunda tiene que ver con el éxito obtenido por aquellos países que han institucionalizado la promoción de los deportes olímpicos. Muchas naciones han creado organismos cuya función es identificar talentos y brindarles el soporte financiero necesario así como todas las facilidades para tener un entrenamiento de primer nivel. Algo de eso es lo busca el Programa de Maratonistas creado por Juan José Castillo, que aunque no cuente con la inversión que ya merecería de parte del Estado y la empresa privada, ha dado más de una razón para creer en ese sistema. Todos los países soviéticos apostaron por ello desde los 60 y los resultados fueron tan extraordinarios que las instituciones creadas para ello fueron bautizadas como ‘fábricas de medallas’. Corea del Sur, Gran Bretaña, Noruega y EE.UU. han hecho lo mismo, con resultados contundentes.
La tercera política, finalmente, podría ser la que mejor funcione a nivel local. Se trata de especializarnos en deportes en los que podamos tener más éxito y concentrar toda la inversión posible en ellos. Etiopía lo ha hecho con sus atletas de largas distancias y ha conseguido 8 medallas en Río; Jamaica lo ha hecho con sus velocistas y ocupa el puesto 16 en la tabla de medallas con 11; Cuba y su box son otro buen ejemplo: 3 medallas de oro y 3 de bronce. Perú podría empezar a concentrarse en el surf (nueva disciplina olímpica) y también en darle mayor apoyo a nuestros talentosos fondistas.
En vez de subirnos al podio cada vez que un peruano consigue un triunfo valiéndose solo de su esfuerzo y buena suerte, debemos concretar políticas efectivas que saquen al deporte peruano del estancamiento en el que está desde hace décadas.