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“Es el mejor jugador de la historia”, dijo claramente este martes el nada madridista Pep Guardiola. “Lo sabe todo del fútbol y de la prensa”, añadió el actual técnico del Bayern Múnich.
De Zidane se recuerdan sus tres goles en finales mundialistas (1998 y 2006), con un título en Copa del Mundo, su volea sublime que dio al Madrid la Novena Copa de Europa y una visión de juego y una calidad técnica que aún siguen admirando millones de personas a través de internet.
Desde el capitán Sergio Ramos, que jugó una temporada al lado de ‘Zizou’, a los más jóvenes como Isco o Jesé, pasando por los franceses Karim Benzema y Raphaël Varane: todo el mundo conoce a Zidane. Y si cuenta con menos Balones de Oro que la estrella portuguesa Cristiano Ronaldo (uno a tres), el técnico francés tiene la legitimidad suficiente para hablar de tú a tú con su líder en la cancha.
“Cuando vaya a hablar, estará en posición al menos de igual a igual con cualquiera en el vestuario, no será lo mismo que con otro entrenador cualquiera”, explica a la AFP el responsable de la formación de entrenadores de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), Guy Lacombe.
“Yo puedo decir lo mismo que Zinedine, pero si lo dice él, el impacto no será el mismo”, admitió Lacombe, que fue el técnico que formó a Zidane en el Cannes.
Lenta maduración
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‘Zizou’ ha seguido los manuales para convertirse en entrenador. Entre 2011 y 2013 sigue una formación como mánager de un club profesional en el Centro de Derecho y de Economía del Deporte (CDES) de Limoges, donde se mostró “cultivado, reflexivo y trabajador”, según el director de este centro Jean-Pierre Karaquillo. “No ha hecho nada de manera folclórica, no tuvo ningún privilegio”, añade.
Recibió su título francés, reconocido por la UEFA y considerado como uno de los más exigentes. “Por haberlo supervisado, puedo decir que necesitaba descubrir el oficio de entrenador”, detalla Lancombe. “ES otro mundo. Cuando uno es jugador solo se piensa en uno mismo, en su juego, siempre con sentido de equipo. Pero entrenar, gestionar un grupo, tomar decisiones, poner en práctica un proyecto de juego y hacer progresar a los jugadores…”
“No será un paseo para él” advirtió en las páginas de La Gazzetta dello Sport el italiano Marco Materazzi, el defensa que fue víctima del cabezazo de Zidane en la final del Mundial-2006, en la acción que supuso el final como jugador para el francés.
“Incluso para los antiguos grandes jugadores, una vez te conviertes en entrenador estás condenado a tener resultados tras dos o tres partidos”, advirtió.
Inexperiencia en el alto nivel
“Son los resultados lo que le van a dar legitimidad como entrenador”, añade Lancombe. “Los grandes jugadores no son automáticamente grandes entrenadores, como lo han demostrado los precedentes de Diego Maradona al frente de la selección argentina o de Marco Van Basten a las riendas de Holanda o del Ájax”.
Zidane no tiene experiencia en un banquillo. Fue adjunto de Carlo Ancelotti en el Real Madrid en la temporada 2013/2014 y nunca ha entrenado a un equipo de primer nivel, sino únicamente al Castilla desde la temporada pasada. Y ni siquiera consiguió ascender con el filial del equipo blanco, al que ahora deja en la segunda posición de su grupo en la tercera categoría del fútbol español.
“Tiene una experiencia y la que le falta la va a adquirir rápidamente”, dice el exportero del Real Madrid Paco Buyo. “Quizá está un poco verde, pero en sus manos tiene un potencial fantástico y grandes conocimientos”.
Al final, como dice Lancombe, “será la verdad del césped la más importante”.