El último martes, los peruanos no lograron hacer respetar su casa, con una zaga que no consiguió apuntar la placa del camión chileno que los atropelló. No pudieron casi nunca leer el ataque de un visitante que les ganó casi todas las espaldas a sus defensores, venciéndolos por 4-3.
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De visita en Colombia perdieron por 2-0, bajo la ya tantas veces repetida consigna de “jugar como nunca y perder como siempre”.
Mientras, sus jugadores noveles siguen sin sacar lecciones. Lanzar el balón deliberadamente al rostro de Jorge Valdivia le costó la expulsión al peruano Christian Cueva cuando habían pasado escasos 23 minutos de la primera mitad, una situación determinante ante una escuadra chilena que no perdona nada.
“Que me disculpe mi país y mis compañeros. A pesar de eso ellos lo dieron todo. Me siento muy mal, es parte del fútbol. Seguiré madurando”, dijo Cueva a la prensa el miércoles.
Lo triste para Perú es que un hecho similar le ocurrió con Chile hace poco. En la última Copa América, una entrada salvaje e innecesaria de Carlos Zambrano contra Charles Aránguiz también le costó salir del campo, dejando a su equipo a merced de los locales. “Confundió ser aguerrido con ser matón”, le reclamó la prensa aquella vez.
Errores que, sumados a una desorganización defensiva, que Paolo Guerrero definió como una “falta de concentración en el partido”, se repiten en cada clasificatoria, en un Perú que sigue lejos de aquel equipo que le dio glorias a su fútbol, en los 70 e inicios del 80.
Por ahora tienen cero puntos en dos partidos.
RESUMEN DEL PARTIDO