El neozelandés Jason Lee ha viajado medio mundo para pelear contra los mejores luchadores de jiu-jitsu… en Brasil.
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Este es el lugar de origen de un arte marcial mixto con cada vez mayor popularidad en el mundo.
Lee, cinturón negro de karate y excantante de heavy metal, sabe que en éste país puede aprender nuevos trucos.
Hace un siglo, un maestro japonés de jiu-jitsu enseñó este arte marcial a los hijos de la familia de Gracie, en la ciudad amazónica de Belem.
El hermano más débil, Helio, adaptó los movimientos a su propio cuerpo y así nació el jiu-jitsu brasileño. Hoy sus hijos enseñan este tipo de lucha en todo el mundo, y su hijo Rolker tiene una academia en Rio de Janeiro.
Es como un ajedrez físico. En este combate sin armas se debe ser más inteligente que el rival y someterlo con bloqueos de brazos y estrangulaciones.
‘El Jiu Jitsu es bueno porque te da recursos, con los que no pierdes si estás en una pelea callejera. Y cuando no pierdes, tú ganas’!, señala Rolker Gracie, profesor de jiu-jitsu.
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Estudiantes latinoamericanos, estadounidenses, europeos e incluso de países tan lejanos como Irán acuden a esta legendaria academia.
Los Gracies son respetados globalmente por su influencia en el jiu jitsu, que inspiró nuevas formas de arte marcial mixto como la lucha en jaula. Uno de los hermanos de Roker es el hombre detrás del Ultimate Fighting Championship en Estados Unidos.
“La base está aquí. Después de completar su entrenamiento abren academias en otro lugar. Aquí está saturado, se van a Estados Unidos o Europa’.
La creciente popularidad en Medio Oriente ha atraído a inversores de los Emiratos Árabes Unidos, que quieren que el jiu-jitsu sea reconocido como un deporte olímpico y sea incluido en los juegos de Asia 2018.