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Copa América: Piendibene, el fundador del gol

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Ricardo Hinojosa Lizárraga

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La tarde bonaerense caía sobre las tribunas la tarde del 2 de julio de 1916, incendiando los colores, encendiendo la cancha, endureciendo los rasgos de los tres mil rostros presentes, otorgándoles sombras y contornos más propios de un cuadro de Munch que de una foto de hinchas, y lo hacía en reacciones diversas, en alborotos confusos, en vítores propios de otra era. Solo la tensión de los presentes ayudaba a combatir la gélida atmósfera del invierno argentino.

Era el minuto 44 del partido y la historia goleadora de la Copa América -entonces llamada Campeonato Sudamericano de Selecciones- se iniciaba con la anotación de un hombre conocido como ‘El maestro’ por la hinchada de Peñarol; un jugador que llevaba esa camiseta amarilla y negra tatuada como una segunda piel bajo la celeste uruguaya: José Antonio Piendibene.

Poco más de 8 años antes, el 26 de mayo de 1908, un joven de 17 años anotaba dos goles en su debut y sorprendía a todos. Su talento y sus quiebres merecieron atención, aplauso y convocatoria a la selección uruguaya desde esos años iniciales defendiendo la camiseta del Central Uruguay Railway Cricket Club, CURCC, equipo que luego daría origen al Peñarol. La fama de su juego traspasaba las fronteras de su barrio de Pocitos, invadía Montevideo y cruzaba el Río de la Plata: el 29 de octubre de 1911, tras una actuación brillante en un partido entre Uruguay y Argentina, un notable zaguero albiceleste de la época, Jorge Brown, verbaliza lo que ya pensaban todos y lo llama ‘maestro’ por primera vez. El joven era José Piendibene y, aunque había anotado dos goles esa tarde, su jugada más recordada sería aquel apodo que se volvería eterno.

‘Emperador de la gambeta’ Su ya intensa historia con Peñarol, que incluyó varios campeonatos uruguayos, se coronó internacionalmente con la seda de su selección hace 2381 goles, 725 partidos y 99 años -vistos desde las estadísticas de la Copa América- en el Estadio G.E.B.A (El estadio Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, donde cientos de lunas más tarde tocarían artistas como Aerosmith, Peter Gabriel, Rod Stewart y hasta Ozzy Osbourne) ante 3 mil espectadores, que fueron testigos de excepción del momento en que ‘El Maestro’ metía esa dura y pesada pelotita en el arco chileno, en el primer partido de la historia del campeonato más antiguo de selecciones del mundo, que su país ganaría por 4 a 0 con dos goles suyos.

Ese primer torneo tuvo solo 4 participantes: Argentina, Chile, Brasil y Uruguay que, a la postre, también campeonaría. Los equipos jugaban todos contra todos y no se disputaba copa alguna: el trofeo se puso en juego recién desde 1917.

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Pero ¿qué otras lecciones dio ese ‘maestro’? Piendibene no solo obtuvo ese torneo sudamericano, sino que lo repetiría en 1917 y en 1920, año en el que también sería nombrado Mejor jugador del torneo. Es considerado el máximo goleador en clásicos uruguayos (los enfrentamientos entre Nacional y Peñarol) de la era amateur, con 21 anotaciones, y el mayor goleador de los clásicos del Río de la Plata (su selección contra la argentina), con 17. Además, fue considerado por muchos como el mejor jugador de su país de esa época. Antes de José Nasazzi, Obdulio Varela, Alcides Ghiggia, Enzo Francescoli, Diego Forlán o Luis Suárez, hubo un crack que fundó el Uruguay futbolero, y ese crack fue Piendibene.

Un mito del fútbol uruguayo que mereció la siguiente descripción del legendario Diego Lucero (el único periodista deportivo que cubrió todos los mundiales de fútbol desde 1930 hasta 1994): “Salve Divino Maestro, Señor de la Cortada, Rey del Pase, Monarca del Cabezazo, Emperador de la Gambeta, Sultán del Dribbling, Soberano del Taquito”. El 12 de noviembre de 1969, a los 79 años, ‘El maestro’ se despediría de todos, rumbo a canchas ya no de la celeste, pero sí celestiales.

Entre otros datos curiosos de ese primer torneo, el goleador fue Isabelino Gradín, inmortalizado por el poeta Parra del Riego en su Polirritmo dinámico a Gradín, con tres goles. Por su parte, Carlos Fanta, entrenador de la selección chilena a sus jóvenes 26 años, fue también árbitro de la competición, al igual que el británico-brasilero Sidney Pullen, pero de esas historias hablaremos más adelante.

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