Subidas y bajadas. Terreno arenoso, pedregoso o escarpado. La carrera de montaña es un reto para el cuerpo, pero un placer para la vista. Los bellos paisajes, junto a la versátil superficie, hacen más gratificante el recorrido. Una actividad que te acerca más a la naturaleza.
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Lo ideal, explica Carlos Maillard, entrenador del Club Running The North Face, es contar con tres aspectos fundamentales: indumentaria idónea, técnica correcta y terreno adecuado.
Las zapatillas son un elemento importantísimo. ‘Tienen que ser similares a las que se usan para correr en ciudad, pero con más cocada y refuerzos, para proteger los pies y que no se rompan’, declaró Maillard. Además de un polo ligero y súper transpirable.
La técnica es trascendental. Se aconseja aterrizar, siempre, con la zona del antepie. De esta forma se evitan lesiones y desgaste de las rodillas. Los brazos sirven como herramientas de equilibrio; mientras que el talón, como freno.