Alemania avanzó este martes a la final del Mundial-2014 con una histórica goleada (7-1) en el estadio Mineirao ante el anfitrión Brasil, que vio enterrado el sueño de levantar su sexta copa y la primera en casa tras la frustración por el Maracanazo en 1950.
En medio de una profunda decepción y estupor, los torcedores brasileños comenzaron a gritar “ole” cuando los jugadores rivales tocaban la pelota a pocos minutos de concluir el encuentro.
La fiesta para Alemania fue completa porque el veterano delantero Miroslav Klose (36 años), autor del segundo tanto alemán, se convirtió en el máximo artillero histórico en los mundiales con 16 goles, superando al brasileño Ronaldo con 15.
“No lo conseguimos. Es culpa de todos. Todos saben que esto era muy importante para mí, ver a toda Brasil feliz alrededor del fútbol. Ellos fueron mejores. Es un día de mucha tristeza”, dijo entre lágrimas el defensor David Luiz.
El golpe por la baja de Neymar por una fractura en una vértebra en el anterior partido ante Colombia fue demasiado duro para la verdeamarilla, que dependía demasiado del joven delantero del FC Barcelona, el único real talento del seleccionado anfitrión.
“Explicar lo inexplicable es muy complicado. Tenemos que crecer. Hasta aquí estaba todo muy bien. Gracias al pueblo brasileño por llevarnos hasta aquí. Ahora vamos a volver a nuestras casas y abrazar a nuestras familias. No lo conseguimos. Tenemos un sentimiento muy fuerte. Prefería perder 1-0 que 7-1. Somos fuertes y vamos a levantar la cabeza”, señaló a su vez el portero Julio Cesar.
Sin Neymar, el resto del equipo estaba programado por el entrenador Luiz Felipe Scolari para la lucha y la marca, un esquema a contramano de una historia que marcaron a fuego estrellas como Pelé, Garrincha, Romario, Ronaldo y tantos otros.
De este modo, en Belo Horizonte se vio este martes a la Mannschaft brasileña y a la Seleçao alemana.
Aún cuando jugaba el joven maravilla, autor de cuatro goles en cinco partidos, Brasil nunca llegó a convencer en el torneo. Luchaba, era sólido en defensa, pero su juego era chato y deslucido.