Una mímica o hablar muy muy lento: todo es válido para lograr comunicarse. Inglés cuesta un poco más; español, la lengua de sus países vecinos, puede quizás entenderse si se habla despacio.
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Se estima que unos 600.000 extranjeros vendrán a Brasil para el Mundial que comienza el 12 de junio en Sao Paulo. Pero apenas un 5% de los 200 millones de brasileños hablan inglés, según un estudio de 2012 del British Council, una organización británica sin fines de lucro que se dedica a la enseñanza de esta lengua en todo el mundo.
Algunos brasileños están tratando de recuperar el tiempo perdido y han tomado cursos antes del Mundial, incluidas varias prostitutas de Belo Horizonte (sureste), una de las 12 sedes del Mundial.
“Good morning girls!” (¡Buenos días, chicas!), saluda en una clase a sus alumnas uno de los dos profesores del curso gratuito financiado por la Asociación de prostitutas del estado de Minas Gerais, que también ofrece clases de francés y español.
¿Cuánto cuesta?
“One strawberry sundae, please” (Un batido helado de fresa, por favor): el pedido fue del secretario general de la FIFA Jerome Valcke en un puesto de comida rápida del centro de transmisiones de televisión (IBC) para el Mundial, en Rio de Janeiro.
Dandara Chaves, una joven de 18 años, no tuvo problema en tomar el pedido, aunque los nervios la hicieron hablar sólo en portugués. Valcke no estaba incómodo. Se complicó sí a la hora del cambio para el billete de 100 reales (USD 45) con el que Valcke pagó el helado.
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No es común que en Brasil los vendedores de este tipo de cadena, por lo general chicos de clase humilde, sean bilingües. En una venta de café, por ejemplo, Vitoria Valmiro, de 17 años, es la única que habla “lo básico de inglés”.
“Más difícil me parece el español”, confiesa a la AFP.
La cuenta
Comer una ‘picanha’, uno de los mejores cortes de carne bovina de Brasil, en uno de los bares que frecuentaba el ‘poetinha’ Vinicius de Moraes, autor de la popular canción Garota de Ipanema, es un plan perfecto para un turista en Rio.
Raimundo Martins se acerca a la mesa y entrega un menú bilingüe, su gran ayuda para atender a los extranjeros.
Mudo, pero con una amplia sonrisa, va señalando pacientemente las sugerencias del chef. Y en una tarea de equipo, comensal y camarero consiguen cerrar el pedido.
Taxi
Paulo César Alves tiene 62 años y ha pasado la mitad de su vida trabajando como taxista. Sostiene que “loro viejo no aprende a hablar” pero ya aprendió a usar un celular inteligente que le ayuda con los idiomas, gracias a su nieta. ‘Paulinho’ también tiene un folleto con frases en inglés y español que le ayuda a entender a los extranjeros.
“Si hablara otro idioma tendría muchos más clientes porque consigues crear un nexo, te toman confianza”, asegura a la AFP este taxista carioca, que cuenta con amigos que llama por teléfono en caso de emergencia para que le traduzcan.
Vuelo
En los colapsados aeropuertos de Brasil todos los anuncios en los parlantes son hechos en portugués e inglés. Las placas informativas también están escritas en ambos idiomas.
En el aeropuerto de Sao Paulo, de los mayores de América Latina, se exige que los empleados en los puestos de información hablen inglés y/o español. En los más pequeños, como por ejemplo el de Cuiabá (centro oeste), no es requisito: un joven encargado de orientar a los pasajeros sabe poco o nada de inglés, constató la AFP.
En un puesto de información sobre el Mundial en el aeropuerto de Salvador (noreste) un primer error ortográfico salta a la vista: “Wolrd Cup” en vez de “World Cup” (Copa del Mundo). En Manaos (norte), una placa en una carretera coloca “Fun Fest” (Fiesta de la diversión) en vez de “Fan Fest” (Fiesta de los hinchas), como se conoce la zona gratuita para que los aficionados puedan ver los juegos del Mundial en pantallas gigantes.