En una entrevista radial, la gobernante aseguró que, respecto de la seguridad para la Copa del Mundo (12 de junio al 13 de julio), se han planteado medidas para reforzar las 12 ciudades sede.
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“La policía federal, la fuerza nacional de seguridad pública, la policía de carreteras, todos los órganos están listos y orientados para actuar dentro de sus competencias. Si fuera necesario, movilizaremos también a las fuerzas armadas”, aseguró la presidenta.
“En lo que se refiere a la Copa, vamos a estar bien preparados para garantizar la seguridad de los hinchas, de los turistas, las selecciones y los jefes de Estado que nos van a visitar”, agregó.
Rousseff también rechazó los actos de vandalismo en las protestas que se realizan en Brasil. “Repudio completamente el uso de la violencia en las manifestaciones, y encuentro inadmisible en un país democrático actos de vandalismo”, precisó.
El jueves 6 de febrero el camarógrafo del canal Bandeirantes Santiago Andrade fue alcanzado en la cabeza por una bengala encendida segundos antes por manifestantes, durante una protesta contra el alza de pasajes del transporte público en Rio de Janeiro (sureste).
Gravemente herido, Andrade falleció cuatro días después en el hospital. Dos manifestantes fueron detenidos, responsabilizados por esos hechos.
“Personas que matan, que hieren o destruyen el patrimonio público son criminales y deben ser tratadas como tales”, agregó Rousseff, quien recordó que el gobierno prepara un proyecto de ley para sancionar el vandalismo durante las protestas.
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Paralelamente, el Parlamento debate un proyecto de ley antiterrorista, que endurece sanciones por actos vandálicos y daños a bienes públicos.
Los altos gastos públicos en la Copa del Mundo, sumados a pedidos de mejoras en salud, educación y transporte, llevaron a más de un millón de brasileños a manifestarse en las calles en junio del año pasado, durante la Copa Confederaciones de fútbol.
Las protestas han continuado, menos intensas pero más radicales. De acuerdo con una encuesta divulgada el martes, 85,4% de brasileños cree que habrá manifestaciones durante la Copa del Mundo, pero el 82,9% dice que no participará de ellas.