A sus 32 años, el suizo Roger Federer planea demostrarle a los excépticos que aun tiene suficiente gasolina en el tanque para ganar su 18º título de Gran Slam y sexto en el Abierto de Estados Unidos.
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Federer enfrenta el desafío en esta edición como cabeza de serie N.7, su clasificación más baja en la última década.
“El Reloj Suizo”, “Master Roger”, “El Expreso Suizo”, “Federer Express”, “El Mago de Basilea”, son algunos de los epítetos que la prensa y los aficionados utilizan para nombrarlo, por convertir un deporte supercompetitivo como el tenis en un pas de deux entre él y la raqueta.
Considerado por la mayoría de los expertos y prensa especializada como el mejor tenista de todos los tiempos, Federer arriba al escenario de sus grandes triunfos en Nueva York con el afán de conquistar su sexto título del US Open y el número 78 de su carrera.
El suizo inicia desde el lunes su andadura por las pasarelas de cemento de Fluhing Meadows enfrentando en primera ronda al esloveno Grega Zemlja (61º jugador de la ATP), a quien ha derrotado dos veces, ambas en pistas duras como las neoyorquinas, y la última en el torneo de Rotterdam de este año.
Su descenso en el ranking de la ATP no parece afectarle. Más bien le sirve de estímulo para enfrentar el reto de su 56º Gran Slam consecutivo, igualando el récord con el ya retirado sudafricano Wayne Ferreira.
“La clasificación (ATP) fluctúa mucho, sobre todo si usted no juega tan bien”, dijo Federer. “El número siete no creo sea una enorme caída desde el número cuatro, pero la gente va a decir lo que quiera”.
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“Lo importante es que me concentro en mi juego y que la pasión está ahí, que yo trabajo de la manera correcta, que estoy preparado, y desde luego, que siento que puedo ganar un torneo”, añadió el suizo en rueda de prensa previa al arranque del US Open.
Por lo general, Federer ha arribado a Nueva York bien preparado para el reto de las canchas duras debido a sus reiterados triunfos en la serie de torneos previos al US Open en agosto, que forman parte del circuito americano de preparación, y que incluye los Masters 1000 de Canadá y Cincinnati.
Ahora ha sido diferente, y el helvético arriba a Flushing Meadows con récord de 32-11 y un solitario título en la temporada (el torneo de Halle, Alemania, sobre pasto), y el amargo sabor de haber sido eliminado en segunda ronda de Wimbledon y no haber podido llegar a la final de los otros dos ‘Majors’: Abierto de Australia (perdió en semifinales) y Roland Garros (cuartos de final).
Con sólo un título en sus últimas 14 aperturas en Gran Slam, Federer parece ser más una víctima del ‘Padre Tiempo’ que de las lesiones. Con esta simple lógica, muchos jugadores de nivel secundario le enfrentan ya de tú a tú.
Sólo eso explica sus derrotas ante el germano Daniel Brands (51 ATP) en Gstaad, Suiza; el argentino Federico Delbonis (57 ATP) en Hamburgo, y el ucraniano Sergiy Stakhovsky (94 ATP) en segunda ronda de Wimbledon.
“Federer está teniendo resultados irregulares, probablemente su peor temporada en los últimos 10 años”, dijo el número uno del mundo Novak Djokovic. “Es raro verlo ahora como número 7, él que ha sido siempre uno o dos del mundo, tan dominante y tan constante cada temporada”.
El serbio, que tiene récord negativo de 13-16 de por vida ante Federer, justifica a su gran rival, y hasta le abre una ventaja para una posible recuperación.
“No siempre se puede esperar que alguien esté al más alto nivel. Es normal ir arriba y abajo. Es por eso que este deporte es muy exigente, física, mental y emocionalmente”, concluyó Djokovic.