“Odio que me metan goles”, dijo Mikael Roche, portero de la selección de Tahití, tras los 10 que encajó ante España en el Maracaná, este jueves en Rio de Janeiro, y que suponen la mayor goleada de la historia en un torneo FIFA para selecciones absolutas.
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“Odio que me metan goles, o sea que 10 duelen mucho, más que mi mano, pero así es el juego”, dijo Roche, que pese a la goleada encajada se convirtió en el héroe de la noche para los aficionados que asistieron al partido de la Copa Confederaciones.
“Me gustaría dar las gracias a la gente en el estadio, estuvieron impresionantes. Es increíble, nos llegó al fondo del corazón. No nos conocen y aplaudirnos así”, explicó.
Roche no pudo hacer mucho en la gran mayoría de los goles, pero se ganó a la tribuna, que se compadeció de sus errores y lo alentó sin parar.
Al final del partido besó emocionado la hierba del Maracaná, prácticamente sólo, dejado por sus compañeros para disfrutar de la gran ovación que le brindaron los hinchas y que muy probablemente será el mejor recuerdo de su carrera.