Por: Rodolfo Rojas
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A diferencia de Christian Horner y Ross Brawn, mandamases de Red Bull y Mercedes AMG, respectivamente, Ron Dennis, entonces jefe de Mclaren sabía que tener en el mismo garaje a dos pilotos con esas condiciones y dispuestos a llevarse todos los trofeos a casa era jugar con fuego. Pero corrió el riesgo: dio a ambos el mejor material disponible y se olvidó de las órdenes de equipo. Y ellos respondieron con victorias y títulos que hicieron del equipo inglés el único capaz de disputarle la supremacía a Ferrari.
Escribo estas líneas con el telón de fondo de lo ocurrido en Malasia, que gracias a Vettel y al dúo de Mercedes ,que ignoraron las comunicaciones desde el pit wall, salvaron a la Fórmula 1 de un papelón monumental.
Lo ocurrido entre Vettel y Webber (pilotos de Red Bull) y entre Hamilton y Rosberg (pilotos de Mercedes AMG) fue lo más emocionante de una carrera donde nuevamente los neumáticos Pirelli se robaron el protagonismo.
Un Alonso que agotó sus posibilidades en la primera vuelta tras un incidente con Vettel dejó a los de Red Bull y Mercedes AMG la mesa servida para disputarse los honores. El Lotus de kimi esta vez no fue ni la sombra del coche que intimidó en Australia. Sin embargo, el equipo de la bebida energética tenía mejor ritmo y una mejor gestión de neumáticos, lo que le permitió administrar el 1 y 2 con comodidad hasta que Vettel ignoró las órdenes de equipo, salvando la carrera de pasar al olvido.
Si la FIA quiere una Fórmula 1 más competitiva, entonces debería dejar de experimentar con las gomas y suprimir las órdenes de equipo. El público, no se si los equipos, se lo agradecerá.
No en vano, la hermana de Ayrton Senna comentó a la muerte de este: “Mi hermano fue mejor piloto gracias a la rivalidad con Prost. Lo obligaba a ir al límite” La FIA debería recordarlo.