Gladys Tejeda, la atleta que irá a Londres 2012 con su mamá

Una campaña de Procter & Gamble la premió con un pasaje para su madre que viajará desde la provincia de Junín.

Por Christian Lengua

En el marco de la campaña mundial ‘Gracias, mamá’, la filial peruana de Procter & Gamble anunció que llevará a la madre de la atleta Gladys Tejeda a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

La señora Marcelina Pucuhuaranga acompañará a su hija Gladys, clasificada desde el año pasado a Londres. Ella consiguió la marca A en la Maratón de Seúl con un tiempo de 2 horas, 32 minutos y 32 segundos.

‘Es como un sueño hecho realidad’, nos dice Gladys de 26 años. ‘Mi mamá es mi inspiración, mi motivación. En las buenas y en las malas estuvo siempre conmigo. Es una mujer valiente y luchadora’.

Los Tejeda Pucuhuaranga eran una familia de bajos recursos en Junín. Gladys, desde muy niña, destacó siempre por su velocidad. ‘Agilita era. Cuando la mandaba a la tienda volvía rapidito’, cuenta la señora Marcelina.

Cuando Gladys corrió su primera carrera, la ganó. ‘Siempre quise seguir mejorando. El incentivo era ganar los premios y la necesidad hizo que me supere cada día más’, recuerda Gladys.

Una vez compitió para ganar una cocina. ‘Me presté unas zapatillas de mi vecina, pero no me quedaron bien y terminé segunda. Me quedé triste’.

Pero Gladys aprendió de esas experiencias y su madre fue quien siempre le dio fuerzas. ‘Sus consejos los guardé en el corazón, hasta el día de hoy’, dice. El hecho de correr a más de 4 mil metros, ‘donde solo crece el ichu’, la ayudó a convertirse en una deportista de alto rendimiento.

El año pasado, después de correr carreras de 5, 10 y 21 kilómetros, el entrenador coreano Pedro Kim la animó a correr la maratón. Y en su primera prueba oficial clasificó a los Juegos Olímpicos de Londres. En la segunda, obtuvo medalla de bronce en los Panamericanos de Guadalajara. Y la tercera será en Londres.

Ahora se alista para viajar al extranjero y prepararse para los JJ.OO. ‘Ser la abanderada sería un orgullo’, dice Gladys, tímida, pensando en hacer un poco más feliz a su madre, que estará atenta en la tribuna.

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