Bucarest (Rumanía). Activistas y ONG de Rumanía denuncian que el referendo que se vota este fin de semana para vetar el matrimonio entre personas del mismo sexo aumentará la discriminación que sufren los homosexuales en este país balcánico y, de ganar el “sí”, los condenará a ser ciudadanos de segunda.
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Rumanía que despenalizó la homosexualidad en el año 2001 no permite las uniones civiles del mismo sexo, y, sin embargo, el país votará para restringir la definición constitucional de matrimonio explícitamente al enlace de un hombre y una mujer.
De facto, la consulta, que se realiza con el apoyo del gubernamental y populista Partido Social Demócrata (PSD), busca vetar el matrimonio gay.
El referéndum, que requiere una participación del 30 % para ser válido, fue impulsado por los tres millones de firmas recogidas por el movimiento conservador “Coalición para la Familia”, que argumenta que el término neutral de “cónyuge” empleado en la Constitución podría permitir el matrimonio homosexual en el futuro.
Algunas ONG como Amnistía Internacional (AI) califican el referendo como “homófobo” y jóvenes activistas como David no ocultan su “preocupación” y “temor” por el aumento de la discriminación y del discurso de odio en le país excomunista.
“La campaña ya ha generado odio hasta cotas intolerables. Nunca había visto tantos episodios homófobos como hasta ahora; no quiero imaginar lo que pasaría si termina por ganar el sí”, lamenta este miembro de la organización LGBT Accept.
“El referéndum acapara todas las conversaciones entre los amigos y las noticias de los medios. Pero nadie sabe lo que puede pasar y eso provoca más ansiedad a quienes nos afecta directamente”, asegura David, que tiene 26 años.
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Ante el riesgo de que la baja participación anule el resultado se necesita al menos un 30 % de asistencia, unos seis millones de votos, para que sea valido, el Gobierno socialdemócrata decidió ampliar la consulta a dos días.
La “Coalición para la Familia”, mientras, ha llevado a cabo una extensa campaña defendiendo la “familia tradicional”, recurriendo incluso a mensajes falsos como: “Si no vas a votar, dos hombres podrán adoptar a tus hijos”.
El líder de esta Coalición, Mihai Gheorghiu, explica a Efe que “el referéndum no tiene nada que ver con la minoría LGBT (Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales) en Rumanía, sino que busca sellar un modelo de familia ante aquellos que desean cambiarlo”.
El ideario conservador de Gheorghiu, que también quiere prohibir el aborto, es respaldado con entusiasmo por la Iglesia Ortodoxa Rumana como “patriótico, cristiano y profundamente democrático”.
“Debe defenderse el regalo sagrado de la vida de una persona nacida del amor conyugal de un hombre y una mujer”, señaló recientemente la Iglesia Ortodoxa en un comunicado.
De manera sorprendente, el gobernante partido PSD apoya el “sí”, a pesar de que la primera ministra, Viorica Dancila, transmitió a la Unión Europea (UE) la semana pasada que su formación no se inclinaría por ninguna opción.
El líder del PSD y presidente del Congreso de los Diputados, Liviu Dragnea, ha afirmado: “Mi educación es ortodoxa, crecí en un pueblo, en el campo, rodeado de familias tradicionales; todo esto me hace decir ‘sí’”.
Además, el PSD pagó unos anuncios en las televisiones públicas con el mensaje: “Queremos familia, niños y futuro”, y en los que se subrayaba que el “sí” significa apoyar el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer.
La mayoría de los votantes del PSD (surgido del Partido Comunista) proceden del entorno rural y son de edad más avanzada.
Por eso, algunos analistas aseguran que los socialdemócratas no han querido distanciarse de sus bases en un momento de baja popularidad por una controvertida reforma de la justicia y varios escándalos de corrupción.
Por el contrario, la oposición de centro derecha que agrupa el voto urbano y las ONG han solicitado boicotear el referendo ya que consideran que incita a la discriminación y la homofobia.
Las llamadas al boicot y las dudas sobre la participación y el sentido del voto hacen difícil pronosticar el resultado del referendo.
Además, la consulta se celebra en un momento delicado para Dragnea, el hombre fuerte del PSD, que está a punto de conocer una sentencia definitiva sobre corrupción que puede acabar con su vida política.
“Ha organizado el referendo para correr una cortina de humo ante sus numerosos problemas judiciales, pero también para cortar la sangría de pérdida de apoyos entre sus votantes, mayoritariamente de las zonas rurales”, explica Sorin Ionita, del laboratorio de ideas Expert Forum.
El experto cree que el referéndum no trata tanto sobre el matrimonio homosexual como de cimentar su nicho de votos con la ruptura con los valores liberales de occidente y la UE.
“Se trata de dinamizar el sentimiento antioccidental en Rumanía y crear una fractura social, que se ampliará”, cree Ionita.
EFE