POR: LUIS CARLOS ARIAS SCHREIBER
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Tres días, un edificio. Un nuevo proverbio chino acude a las matemáticas simples y el asombro para graficar el ritmo de crecimiento de la ciudad de Shenzhen en la última década. Ubicada en la provincia de Cantón y unida (o separada, según se vea) de Hong Kong por puentes que cruzan el río Shenzhen (‘aguas profundas, en castellano), a fines de los años setenta era una villa de no más de 10 mil pescadores. Hoy los edificios crecen al ritmo proverbial para acoger a 12 millones de habitantes, que trabajan en las empresas chinas de alta tecnología, innovación y producción masiva asentadas en esta zona económica especial, una especie de tránsito hacia el futuro ya alcanzado de Hong Kong. Dicen -y los chinos no parecen exagerar- que prácticamente no hay celular en el mundo que no haya sido fabricado aquí, o que por lo menos alguno de sus componentes no haya salido de Shenzhen.
-Algo así como el Sillicon Valley chino-, piensa uno previsiblemente. -Como el Sillicon Valley del mundo-, amplía en ese mismo instante Clement Wong, director de Marketing de Productos de Huawei. Y uno se pregunta si el señor Wong ya maneja tecnología capaz de leer el pensamiento.
Tecnología de punta
Huawei es, precisamente, una de las empresas de tecnología que ha crecido en paralelo a Shenzhen. Sus números son tan impresionantes como los de la ciudad. La fundó Rhen Zhengfei en 1988 con un capital inicial de 3.500 dólares y hoy conecta a un tercio de la población mundial con sus productos y servicios de telecomunicaciones en más de 170 países.
Sus ingresos alcanzan los US$92 mil millones anuales y el mes pasado desplazó a Apple para colocarse como la segunda firma que más smartphones vende a nivel mundial (de seguir las tendencias actuales, el 2020 ya habrá alcanzado a Samsung). Y eso que su foco no está puesto en celulares o tablets, sino en las telecomunicaciones. Ya llevan varios pasos adelante en la tecnología 5G, listos para comunicar no solo a esa bicoca que es la humanidad toda, sino para interconectar miles de millones de objetos a través del Internet de las Cosas y también a los animales (cómo crece la productividad de las vacas con 5G e inteligencia artificial ya es tema de otra nota).
‘Toda la innovación que genera Huawei se deriva de su enfoque puesto en investigación y desarrollo’, explica Clement Wong. ‘De hecho, ya somos la sexta empresa que más invierte en este rubro a nivel global. Y además estamos abiertos a hacer alianzas estratégicas con expertos en otros campos. Por ejemplo, con Leica, que tiene más de 150 años de experiencia, para hacer la mejor cámara de fotos en un smartphone’.
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De Shenzhen, un periodista peruano prácticamente solo se siente identificado con el tráfico indescriptible. Cruzar la pista implica un alto riesgo entre camiones, buses, bicicletas, los autos normales y los que vienen de Hong Kong con el timón a la derecha y van por la derecha (a la manera británica), y encima en chino. Para comparar magnitudes -y hermanando dos culturas milenarias-, el tráfico de Shenzhen recrea la dinámica vial y el desconcierto de la Javier Prado llegando a Puruchuco un día de concierto en el Monumental. Pero a grandes problemas… Allá hicieron ocho líneas de metro en seis años (para el 2020 serán 16). Una lágrima cae al contrastarlo con los avances de la Línea 2 del Metro de Lima por Santa Anita. Mejor, irse a Beijing.
Ayer, hoy y mañana
Perogrullo: Beijing no es Shenzhen, donde todo es moderno. En la capital china, se distinguen como capas geológicas de tiempo. Allí se ve la China de hoy, la de ayer, la que se fue, la que debió irse, la que ya es hora de que se vaya, la que viene y que mejor sería quizá que no viniese así tan de golpe. Desde el lounge bar del piso 80 en un rascacielos pekinés, con música en vivo en inglés de fondo, uno no sabe si a veces se confunde ese futuro que se persigue con la imitación de la decadencia de occidente.
En Beijing funciona uno de los 14 centros de investigación y desarrollo que Huawei tiene repartidos por tres continentes. Este está dedicado al control de calidad y mejoramiento de los dispositivos de la marca. En sus 23 laboratorios se pueden testear 5.000 smartphones en simultáneo -caídas, temperaturas extremas, sonidos, problemas de antena, etc.- para que nada pueda fallar. Según el fundador Rhen Zhengfei, la marca se debía apoyar en dos elementos innegociables: calidad en el producto y calidad en el servicio.
‘Si todos los chinos saltaran al mismo tiempo, el mundo se estremecería’ es una frase atribuida a Mao. El salto ha sido dado.
La galaxia Huawei
La semana pasada, esta empresa china invitó a una treintena de periodistas latinoamericanos a sus sedes de Shenzhen y Beijing. Allí estuvo Publimetro.
- 1. Europa en Asia. Sobre un terreno de 8 km2, Huawei ha levantado en Songshan Lake, afueras de Shenzhen, un complejo que imita el estilo europeo (a lo Epcot) para ubicar próximamente a 25 mil empleados. Es un lugar de trabajo, no un parque temático.
- 2. Clement Wong. El director de Marketing de Productos de Huawei.
- 3. Línea de producción. De la fábrica de Songshan Lake salen dos millones de celulares nuevos al mes.
- 4. Smartphones a prueba. En los laboratorios de Beijing se les somete a 250 tests. 5La primera tienda. Centro de ventas de Huawei en Shenzhen. Huawei significa ‘el éxito de China’.
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