Hace 194 años, el 6 de agosto de 1824, el Ejército Unido Libertador del Perú, encabezado personalmente por Simón Bolívar, se enfrentó al ejército realista en la pampa de Junín, a 4.100 metros de altura.
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‘Esta batalla fue especialmente relevante porque quebró el ‘invicto’ del que se ufanaba el ejército realista, dirigido por el experimentado general José de Canterac. La victoria patriota en Junín bajó la moral de los españoles’, explica el historiador Daniel Parodi.
Los peruanos celebramos nuestra independencia en la fecha de la proclamación de José de San Martín, el 28 de julio de 1821 en Lima. Sin embargo, las batallas de Junín y Ayacucho fueron las que sellaron la emancipación de la corona española tres años después.
Eran esos, años de mucha confusión e inestabilidad. Ya el Perú había tenido una primera asamblea constituyente, instalada en setiembre de 1822 en Lima, que proclamó la República. Efectivamente, José de la Riva Agüero ejerció como primer presidente brevemente de febrero a junio de 1823. Pero con los españoles todavía presentes en territorio peruano, había que derrotarlos militarmente. Para eso llegó al Perú el libertador Simón Bolívar, a quien el Congreso Constituyente le otorgó la máxima autoridad política y militar en febrero de 1824.
‘Junín marcó un antes y un después en la guerra de Independencia. Tras su derrota en Junín, los realistas comprendieron que estaban perdiendo el virreinato peruano; efectivamente fue así’, asegura Parodi.
Esta victoria liberó para el Perú la sierra central, luego de que el norte y la Amazonía -región conocida entonces como la intendencia de Trujillo- proclamaran su emancipación por sí solos a fines de 1820.
‘Desde su derrota en Junín, las fuerzas realistas no hicieron más que huir y retirarse, hasta que se les venció de manera definitiva en Ayacucho el 9 de diciembre de 1824’, agrega el historiador.
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En la batalla de Junín fue decisiva la actuación del batallón de caballería de los Húsares del Perú, conducido por el teniente peruano José Andrés Rázuri.
‘La batalla estaba casi perdida para los libertadores, pero Rázuri arremetió al mando de su batallón de caballería en contra de las fuerzas enemigas, cambiando la suerte del combate en favor de la causa patriota’, explica Parodi.
Por eso, el libertador Simón Bolívar le cambió de nombre a su división de caballería, que pasó a llamarse Húsares de Junín. Son los mismos que vemos, hasta la actualidad, en nuestros desfiles militares con quepí celeste y rojo, marchando sobre sus caballos.
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