Las vacunas son herramientas fundamentales para evitar una gran cantidad de enfermedades, muchas de ellas mortales, sobre todo en los niños, quienes aún no han desarrollado su sistema de defensa y requieren mayor protección.
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La Dra. Theresa J. Ochoa Woodell, Investigadora Principal del Instituto de Medicina Tropical Alexander von Humboldt de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, destacó que se trata de productos seguros.
Aquí algunos datos sobre la importancia de las vacunas:
1. Protegen de infecciones mortales
Las vacunas protegen de enfermedades que pueden ser muy severas. Entre ellas la pertusis o coqueluche en lactantes pequeños, infección que produce mucha tos y puede hacer que el niño deje de respirar.
A esta se suma la polio, que produce parálisis y atrofia las piernas, o la meningitis por hemofilus o por neumococo, que pueden ser mortales.
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2. Son muy seguras
Las vacunas se producen con la más alta tecnología. A través de la administración de una pequeña parte del microorganismo contra el que se lucha, el cuerpo humano desarrolla defensas para no producir la enfermedad.
Antes de que una vacuna salga al mercado pasa por una serie de estudios clínicos muy estrictos en miles de pacientes, que permite determinar la eficacia y seguridad.
Si bien pueden tener algunos efectos adversos, la mayoría son leves, los más frecuentes son fiebre por un par de días, así como dolor y enrojecimiento en la zona donde se aplicó la vacuna.
3. Pueden colocarse varias al mismo tiempo
El calendario de vacunación que tiene Perú, a través del Ministerio de Salud, es uno de los más completos de la región. Brinda protección contra 16 enfermedades entre ellas la hepatitis B, rotavirus, difteria, tétanos, pertusis, polio, rubeola, paperas, sarampión, varicela, entre otras.
No existe ningún problema en administrar varias vacunas al mismo tiempo. Se ha demostrado que la producción de anticuerpos es adecuada también en este tipo de casos.
4. Si tienes un resfrío leve, puedes vacunarte
No existe una contraindicación para que las personas con fiebre leve o resfríos simples no se vacunen.
Si se está muy enfermo, sí se recomienda atrasar la inmunización unos días, porque de empeorar no podría determinarse si fue por la vacunación o por la enfermedad que se estaba incubando.
5. Siempre hay opción de ponerse al día en el calendario de vacunas
El período clave de la vacunación son los primeros seis meses de vida. En esta etapa se colocan las vacunas: BCG (contra la tuberculosis), hepatitis B, DPT o triple (difteria, tétanos y pertusis), polio, hemofilus, neumococo y rotavirus.
Esta etapa es crucial, pues el niño se protege contra todas estas enfermedades y a una edad que está en mayor riesgo de desarrollar infecciones severas.
Al año de edad, se coloca la vacuna triple vírica (rubeola, sarampión y paperas), fiebre amarilla y luego la de neumococo.
Los padres de familia no deben olvidar las dosis de refuerzo, que normalmente se colocan al año y medio, y entre los 4 a 6 años, para mantener las defensas por mayor tiempo.
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