“Una batalla por la paz en el Morro Solar”, por Zoë Massey

POR ZOË MASSEYFotógrafa@ZoePix

Morro Solar, Chorrillos Martes 11 a.m.

Una niña corre en un cerro de piedra y tierra, un cerro frío donde no crece nada. Solo crecen casas, casi una sobre otra sin cimientos ni protección, pero sí con sueños. Aquí todas las semanas llegan dos asistentas sociales que hacen talleres para niños que no van a la escuela. Sus padres no pueden llevarlos. Y no, en este caso no se trata de una huelga, sino de que ir al colegio implica que el niño mayor, de unos 7 años tal vez, no podrá quedarse en casa a ‘cuidar’ a su hermano menor de 3 mientras los padres salen a trabajar.

Mensajeros de la Paz es una asociación internacional fundada en España, que en el Perú se encuentra en el límite entre Barranco y Chorrillos. Aquí a diario llegan 164 niños en dos turnos. Los de la mañana son recogidos en algún punto cercano a sus casas y traídos al centro. Aquí desayunan un menú creado por una nutricionista y cocinado por manos maravillosas. Hoy probé la quinua calientita con membrillo y debo decir que no solo es comida nutritiva, sino deliciosa. Luego van a clases de nivelación escolar. No es un colegio, es un apoyo y un espacio seguro en el que ellos se quedan cuando no están en el colegio; así no se quedan en la calle o encerrados en sus casas. Luego, a la hora de almuerzo, entra el segundo turno. Ahí almuerzan todos juntos. Los del turno de la mañana son llevados a sus colegios y los del turno de la tarde pasan a los salones, luego cenan y al final del día son llevados a sus casas. La logística no es simple, pero es posible por el buen trabajo de todo el equipo que mueve este motor mensajero.

Mensajeros tiene una biblioteca que abre durante los recreos para fomentar la lectura en los niños. También tiene una ludoteca, tópico, salones de clases, patio amplio, un comedor que todos ayudan a mantener en orden y mucho calor de hogar. Trabajan aquí asistentas sociales, profesoras, psicólogos que estudian cada caso, voluntarios que hacen talleres y, sobre todo, trabaja la energía que los motiva a dar a estos niños la posibilidad de una mejor calidad de vida. Algunos de los padres de estos niños tienen problemas de consumo de drogas, delincuencia, otros son no habidos… La historia de siempre en un cerro que podemos ver a diario, pero que a muchos se les hace muy lejano y tan ajeno. ¿Mejor y más fácil mirar para el mar, no?

Una de las personas que trabaja aquí es Mireille Rebaza, a quien admiro por mil motivos personales. Estos niños hoy tienen la suerte enorme de que sea su directora académica y con ella se sienten seguros. Hace poco a ella le robaron todo lo que llevaba en su auto, en la puerta del centro, a plena luz del día. A muchos eso les daría motivos para no volver. A ella en cambio la empodera y le da más energía para seguir trabajando en lo que cree que es tan importante para el país, la educación y la formación de niños con valores y futuros mejores. Así de claro.

Mensajeros trabaja con donaciones, financiamiento privado y voluntarios. Hoy por hoy es una fundación sólida, pero como todas en este rubro patalea por mantenerse en pie. Quisieran poder tener más niños, llegar a los que más lo necesitan, pero son conscientes que no se pude todo en un solo día.

Mireille lleva a los niños a volar cometas, al teatro, a centros culturales. Conversa con ellos. Veo como todos la saludan con cariño, igual que a todos los que trabajan aquí. Queda claro que estos niños saben que están en un lugar que pueden llamar hogar por lo menos por unas horas al día.

Puedes conocer más de Mensajeros en este enlace.

Entrevista a Mireille Rebaza, directora académica de Mensajeros de la Paz

¿Qué es lo que te motiva a estar en Mensajeros?

Me hace ver la vida de una manera positiva porque me permite seguir luchando por oportunidades para mis casi 200 hijos por un crecimiento social para todos, tardará un poco lo sé, pero vamos sumando.

¿Cuál es la meta de la Asociación?

Ser promotores de un desarrollo integral en los niños, niñas sus familias y comunidad a nivel de los 3 distritos donde intervenimos AAHH de Chorrillos zonas vulnerables de Barranco y Surco contribuyendo a un cambio social. Mejorando la situación de niños y niñas de comunidades periurbanas en pobreza y extrema pobreza, reduciendo los factores de riesgo en sus hogares y comunidad, favoreciendo su inclusión social y bienestar.

¿Cuál es tu meta personal aquí?

Hacer crecer la Asociación en el Perú, poder expandir nuestro modelo de trabajo hacia provincias donde los índices de desnutrición, analfabetismo y pobreza son altos.

¿Cuál es la carencia más común entre los niños se mensajeros?

Son niños con carencias económicas las cuales representan consecuencias en su desarrollo físico, psicológico y educativo. Un porcentaje de nuestros niños se encuentra en situación de riesgo y vulnerabilidad. La pobreza está a 10 minutos de mi casa (Barranco) es increíble a pocos metros de nuestra casa existan familias que no cuentan con agua potable, que sus niños no asisten a las escuelas, son datos que duelen.

¿Cómo describes al equipo de trabajo?

Somos un equipo de acción pura, todas nuestras palabras las caminamos y lo principal somos un equipo que mira con el corazón.

¿Hay algún caso modelo de éxito que puedas compartir?

Tenemos 25 promociones de ex mensajeros, tenemos algunos de ellos que nos apoyan en algunas tareas con los niñas y niños, tenemos familias enteras que han participado del programa, tenemos una ex mensajerita estudiando derecho en la UPC.

¿Qué es mensajero para ti?

Un mensajero es valiente, audaz aquel que supera todo tipo de obstáculo con mucha fe y esperanza porque para la solidaridad nada es imposible. Somos Mensajeros de la Paz, La Paz social la solucionamos con Solidaridad.

¿Cómo hace uno para no involucrarse de manera personal con cada caso de abuso o abandono infantil?

Es difícil, muchas veces cuesta más de lo que uno piensa ya que acompañamos en el proceso. El corazón termina estrujado si bien es cierto existen instituciones del estado que trabajan en conjunto siempre queda esa sensación de impotencia, de injusticia que es por lo que trabajamos para que estos episodios no sucedan más, para que nuestra sociedad cambie.

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